Emergen con una fuerza inusitada. Una poderosa intención de contar y trasladar al exterior lo que su arte les obliga a representar. Son artistas formadas en la Facultade de Belas Artes de Pontevedra y son mujeres. Diez de ellas forman parte de la exposición que podemos visitar en el Pazo da Cultura de Pontevedra ‘‘Xeración 80. A natureza dos estados intencionais da muller’, donde se hace visible esa intención, ese querer conformar un discurso artístico desde diferentes lenguajes, desde diferentes formas de contar, pero sobre todo desde diferentes miradas llenas todas ellas de una extraordinaria lucidez. Nacidas en la década de los ochenta, desde su juventud y la formación adquirida en el centro pontevedrés, son el detonante necesario para conformarse como colectivo, como unión de esfuerzos que, de inteligente manera, han sabido agrupar en esta exposición las comisarias María Díaz y Araceli Torres. No hay más que recorrer las diferentes estaciones de paso propuestas por las artistas para saber de que hablamos, de una calidad y originalidad en las propuestas que además de albergar la esperanza de un prometedor futuro hacen de este presente un lugar para la reflexión. Y es que arte y reflexión, y más en estos tiempos, son términos complementarios y hasta necesarios entre sí.
Singularidad | Beatriz Saa, Alejandra Sampedro, Begoña Mumary, María Maquieira, Paulova, Alba Fandiño, Alicia Muñiz, Gema López, Anabel Gaudioso y Verónica Vicente, son las responsables de esa reflexión. Autoras que, desde unos lenguajes tan singulares entre sí como actuales, nos enfrentan a esa realidad con ojos de mujer. Benditos ojos que a diferencia de los masculinos aparecen cargados de una mayor conexión con la realidad, más sensibles y susceptibles de plantear presencias que un hombre jamás se atrevería a mostrar. Nos emocionan los personajes asustados de Gema López, nos acarician las poesías visuales de trazo y palabra de María Maquieira, nos consuelan los textos hechos figura de Beatriz Saa. Somos también noche gracias a Alicia Muñiz, y cómplices de la acidez de Paulova. Los guijarros reunidos por Alejandra Sampedro son reflexiones pegadas entre sí, regresamos a la infancia de la mano de Anabel Gaudioso, nos hacemos preguntas ante los rostros de Alba Fandiño, caminamos desde el anonimato con Verónica Vicente y Begoña Mumary hace de la distancia de observación la separación necesaria entre nosotros mismos.
Miradas en femenino que nos llevan a pensar en lo que somos, pero también en las posibilidades de esta generación en el futuro artístico.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 06/05/2012
Fotografías Guille López
Gracias de nuevo, Ramón.
ResponderEliminar