▶ «Momento. 1. Porción de tiempo muy
breve. 2. Lapso de tiempo más o menos largo que se singulariza por cualquier
circunstancia. 3. Oportunidad, ocasión propicia.»
[Diccionario de la
Real Academia Española]
Todos sabemos que el deporte se compone
de momentos, instantes en los que eres capaz de calibrar las posibilidades que
puede llegar a desarrollar un equipo a lo largo de la competición, cuando
empiezas a intuir hasta donde se puede llegar. Eso puede suceder incluso en el
primer partido de Liga, pero no están las cosas hoy en día en el deporte para
exhibiciones de ningún tipo, así que uno prefiere esperar a las diez primeras
jornadas para tensar esas posibilidades, dándole tiempo a plantilla y técnicos
a engrasar una maquinaria que, en el caso que nos ocupa, el del Teucro, vio como el guión de las
lesiones se escribía antes de tiempo, su preparador físico y mucho más dejaba
el equipo y varios de sus engranajes eran completamente nuevos, pero a los que
el paso de las jornadas, con la necesaria carga de trabajo, iba a sentar
excelentemente bien.
Pues ya superadas esas diez jornadas el
pasado sábado llegamos a uno de esos momentos en los que se despejan dudas y se
vislumbra lo que puede ser el futuro. Es el momento en el que las desconfianzas
se despeñan y cuando lo que era incertidumbre se convierte en una certera
realidad sobre la pista. Se vivía el minuto quince de la segunda parte cuando
el luminoso del Pabellón Municipal
reflejaba un preocupante 19-22. Y no preocupante porque el Teucro lo estuviera
haciendo mal, sino porque delante tenía a un poderoso rival, el Balonmano Alcobendas, con buenos
jugadores y que estaba haciendo un partido fantástico. No hubiera pasado nada
si el Teucro hubiese seguido jugando como estaba y al final saliese derrotado.
Los fieles, que son los que no fallan en ningún encuentro, y que están
descubriendo lo maravilloso que es en el balonmano la reconstrucción de un
equipo y su coqueteo con el liderato (algo que se pierden los que se sumarán al
carro en unos meses a recoger la gloria sembrada), pues esos aficionados
hubieran aplaudido el esfuerzo realizado y brindado por un gran partido.
Pero no, el momento era precisamente ese, los segundos en los que todo es
eterno y donde la moneda se lanza al aire. El Teucro decidió que era el instante
de evaluarse, de mostrar los espolones y los galones, de tirar de historia y
también de unos jugadores que se han soltado como no lo habían hecho en las
primeras jornadas de Liga. No me gusta citar ningún nombre por encima del grupo
y no lo haré, cada uno sabe de su misión dentro del conjunto que quedó
perfectamente reflejado en la mejor jugada del encuentro, la que se produjo,
curiosamente, con el tiempo ya finalizado. El Alcobendas a un lado de la pista lamiéndose heroicamente las
heridas de la batalla librada y los jugadores del Teucro en una clamorosa piña
en la que parecía que todos ellos llevaban jugando juntos desde infantiles. En
ese minuto quince el Teucro decidió que quería ser el líder de esta categoría y
que ASOBAL no estaba tan lejos, pero
tras el encuentro también asumió que lo harían todos juntos, es decir, como un
equipo.
El pasado miércoles el Teucro regresaba
de Barcelona, de una pista de la que
huirán muy pocos puntos, y lo hacía con uno de ellos tras poder lograr los dos
a falta de tan solo unos segundos. Un punto de esos que saben a victoria si se
valoran fríamente y más aun en medio de una semana terrorífica en la que de
saldar con una victoria su encuentro de hoy ante el líder Palma del Río el Teucro se verá en una situación privilegiada para
la segunda vuelta y con la moral por las nubes. Es increíble como este equipo
se reinventa temporada tras temporada, como suple la marcha de sus jugadores
con otros que se integran a la dinámica del club como si lo conociesen de
siempre, y todo ello sin locuras económicas y con el hándicap, este año, de
conjuntar a jugadores que en esta misma categoría habían descendido con el Academia Octavio, pero que esta
temporada están mostrando sus capacidades y posibilidades vestidos de azul.
Si se acercan hoy al pabellón les
aseguro que se encontrarán con un equipo en ebullición que buscará cerrar una
semana que se debe entender como el gran trampolín de la temporada. Siete días
en los que el Teucro ha definido su identidad y orientado la brújula en
dirección norte, esto es, apuntando hacia donde lo empuja la historia, hacia
donde no tiene más remedio que estar.
Publicado en Diario de Pontevedra 10/12/2016
Fotografía. David Freire
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