«Lugares
donde el bar abre como servicio comunitario unas pocas horas a la
semana, donde no hay cobertura de móvil y donde el alcalde vive en
una ciudad a cien kilómetros y sólo ejerce como tal un rato los
viernes por la tarde. Pueblos que en invierno sólo están habitados
por dos o tres ancianos que pasan los días pegados al brasero y
llaman a la Guardia Civil en cuanto asoma un extraño. Pueblos a
punto de desaparecer...» ('La España vacía'. Sergio del Molino)
Literatura. La
presencia hoy en Pontevedra de Sergio del Molino nos sitúa ante uno
de los libros de la temporada en el territorio peninsular. Y digo
territorio porque esa es la clave de un texto que realiza una
radiografía del despoblamiento de una parte de España, lo que ha
condicionado muchas, demasiadas, situaciones de nuestra vida.
Al otro lado del
teléfono Sergio del Molino contesta a bordo de un coche que se mueve
prolongando una interminable promoción literaria por la periferia de
Madrid. Espacio abonado de nuevas promociones de viviendas que han
acogido a miles de emigrantes del rural a la ciudad, en un proceso
que ha modificado no sólo la imagen física de un país partido en
dos, el de los pueblos abandonados y semiderruidos; y el de las
urbes, siempre deseosas de acoger población a la que amamantar.
Sergio del Molino ha
hecho un alto en su novelística para adentrarse en el ensayo con ‘La
España vacía’ (Editorial Turner). Una pirueta que quizás no haya
sido tan imprevisible, ya que este texto surge de la propia historia
de su abuelo como arranque de un relato convertido en un fenómeno
editorial que nos coloca ante un espejo. «Si hay un detonante que
motiva la creación del libro está en mi novela anterior, ‘Lo que
a nadie le importa’, en esa paradoja del personaje de José Molina,
mi abuelo, y de cómo se enraíza en un lugar que está
desapareciendo y con el que no ha tenido ninguna relación a parte de
su nacimiento. Cuando se jubila decide hacerse campesino de ese
lugar. Se compra una casa y se origina una nueva identidad. Esa
construcción desde la ficción podía convertirse en un ensayo ante
la posibilidad de que a miles de españoles les habría pasado lo
mismo», afirma Sergio del Molino, que buscaba, a lo largo de una
hibridación del ensayo, ofrecer una perspectiva del flaneur o del
diletante sobre un país siempre tan lleno de brillantes expertos en
casi todo.
‘La España vacía’
se ha convertido en un boom literario, una especie de milagro
escasamente visto antes en nuestras letras ensayísticas. Las últimas
cifras sitúan en 10 las ediciones publicadas y en 60.000 los
lectores de un libro señalado como Libro del año por numerosos
medios periodísticos, pero sobre todo, y este es su gran alcance,
por tratarse de un libro que ha propiciado una reflexión general en
torno a su contenido, llegando a convocar, para el análisis, en un
mismo fin de semana al suplemento cultural Babelia y al programa
televisivo de Jordi Évole, ‘Salvados’, en ese abandono de
numerosos territorios, a lo que Sergio del Molino nos dice: «Creo
que el propio libro lleva una semilla de su maldición, en el sentido
de que exploro otras obras anteriores de Julio Llamazares o de José
Luis Cuerda, en donde explico la relación íntima del público con
ellas a partir de cómo ellos han cartografiado un territorio fuera
del discurso cultural dominante del momento. Son obras a la contra,
en las que el autor siente una necesidad muy íntima, probablemente
compartida por otra mucha gente, y ahí se explica su éxito. Mucha
gente ha encontrado en él un refugio, al hablar de una realidad que
forma parte de su propia vida y ha sido eludida del sistema cultural.
Es curioso que durante los encuentros con los lectores los turnos de
pregunta se conviertan en una terapia de grupo. Cada uno cuenta su
relación con su pueblo y parece que sacas algo que estaba mucho
tiempo escondido pero que el libro ha sabido articular y funciona en
función de eso». Un debate que permitirá entendernos a nosotros
mismos y a un país que el propio Sergio del Molino no ve como un
país tan raro o extraño como nos lo pueda parecer, su rareza es que
«no habla tanto de sí mismo como lo hacen otros», afirma el autor
tras regresar de Francia, un país en plena campaña electoral y en
el que constantemente se plantea su posición en relación con el
mundo.
A la espera de la
publicación en septiembre de una nueva novela, hoy, a las 20.00
horas en la Librería Cronopios Sergio del Molino compartirá este
largo proceso que supone pensar y escribir sobre una realidad con
quienes acudan a escuchar a quien tantas horas ha dedicado a
radiografiar ese proceso de décadas vivido en este país y que
afecta a más cuestiones que al simple abandono de territorios. Desde
nuestro sistema económico al electoral, muchas situaciones diarias
derivan de esta situación. Y ¿cómo sería España de no haberse
producido ese desequilibrio? Lo que a priori podría ser una pregunta
que desafiase a la imaginación de Sergio del Molino, éste la
resuelve de la siguiente manera: «No hay mucho que imaginar. Sería
Francia, que es lo que la clase ilustrada y progresista en este país
ha tenido como modelo. Se puede leer la historia de España como un
intento fallido por convertirse en Francia. Si tuviéramos una
población mucho más uniforme, con un campo vivo y con un peso
político real y una sociedad bien estructurada en ese sentido, pues
sería...Francia».
Publicado en Diario de Pontevedra 24/04/2017
Más sobre 'La España vacía':
http://ramonrozas.blogspot.com.es/2016/07/vacios-en-la-piel.html
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