martes, 9 de abril de 2019

El escepticismo de Saramago

Rue Saint-Antoine nº 170
Memoria ▶ Era el 7 de abril de 1999 cuando José Saramago entraba en el Concello de Pontevedra con una apretada agenda que le llevaría por la tarde a cerrar una nueva edición de la Semana Galega de Filosofía. Europa sangraba en los Balcanes y el reciente Premio Nobel no dejó durante todo el día de mostrar su pesimista visión de la condición humana


«Saramago volvió A mostrar su profundo escepticismo, cuando no pesimismo, sobre el individuo y los principios que modelan la sociedad en la que nos movemos. Todas las miserias que afloran en conflictos como el que en estos momentos sacude los Balcanes, en el debate sobre la autodeterminación de los pueblos, o en las disquisiciones sobre la nueva configuración de Europa radican en la naturaleza del individuo». De esta manera evidenciaba la crónica realizada por Diario de Pontevedra el paso del reciente Premio Nobel, José Saramago por Pontevedra, invitado para clausurar la XVI Semana Galega de Filosofía, cuyo tema central era el de la Autodeterminación.
Pero el paso de una personalidad tan relevante, que tan sólo unos meses antes recogía el único Nobel de las Letras Portuguesas, concentró en unas pocas horas diferentes actividades. Así, el día antes de su participación ante el foro de la Semana Galega de Filosofía, acompañó a su amiga Carmen Becerra, profesora de Literatura, en un acto político celebrado en la Facultade de Belas Artes, ante más de 400 personas, para respaldar a la alcaldable por Esquerda Unida. Un acto en el que planteó otro de esos titulares demoledores que acostumbraba a dejar en sus intervenciones el escritor nacido en Azinhaga: «La política es el arte de no decir nunca la verdad». Pero su jornada central fue la de ese 7 de abril de 1999. Por la mañana era recibido en el Concello de Pontevedra por el alcalde Juan Luis Pedrosa, que le invitó a firmar en el Libro de Oro de la ciudad. Tras ese acto protocolario el creador de ‘Memorial del Convento’ se despachó ante los medios hablando de la condición humana y de la situación que se estaba viviendo en aquellos momentos, sobre todo teniendo en cuenta el conflicto de los Balcanes, con el inicio de los bombardeos de la OTAN para frenar las criminales acciones del ejército de Milosevic.
Al general serbio lo tildó de «fascista», pero también la acción de la OTAN tuvo su calificativo como «disparatada y fruto de una imprevisión política increíble» para pasar a hablar del ser humano: «El problema está en el individuo, en la calidad humana que cada uno llevamos dentro. No tenemos la obligación de amarnos los unos a los otros, como dice la iglesia, lo que tenemos es que respetarnos los unos a los otros»; haciéndose la siguiente pregunta, con su respuesta detrás: «¿No podemos luchar contra las circunstancias, somos víctimas de ellas? No, las circunstancias somos nosotros y el problema no está en la fuerza de las circunstancias, sino en nuestra debilidad».
Por la tarde José Saramago se desplazó hasta el Auditorio del Pazo da Cultura para abarrotarlo en el transcurso de una conferencia que servía de remate a las jornadas de la Semana Galega de Filosofía. Pronunciada íntegramente en portugués, en ella, y tras ser presentado por el rector de la Universidad de Vigo, Domingo Docampo, denunció diferentes situaciones de injusticia social y de necesidad, en consonancia con sus palabras pronunciadas ante la Academia Sueca en su discurso de aceptación del galardón más importante de la Literatura. Allí fue la voz conjunta de todos sus personajes literarios, aquí la voz de los necesitados, como acostumbró a ser cada vez que subía a un estrado que fue muchas veces, ya que su actividad pública, impulsada por su mujer, la periodista Pilar del Río, era frenética. No tienen más que asomarse al libro que la editorial Alfaguara acaba de publicar, celebrando el vigésimo aniversario de la concesión del Premio Nobel, ‘El cuaderno del año del Nobel’ que, hallado fortuitamente en el archivo de su residencia de Lanzarote, recorre día a día lo que supuso ese año 1998, pero que también sirve para comprender cómo fueron los años posteriores, cuando su fama se multiplicó y todos se peleaban por contar con el creador de ‘Ensayo sobre la ceguera’. A ese cambio, que en todo escritor produce un hecho tan trascendental, también se refirió en su charla de Pontevedra, recordando su paso por la ciudad diez años antes, «aunque entonces ya tenía algún libro que no estaba mal», señaló en un guiño al auditorio con gente de pie y con mucha sentada por las escaleras.

«De Portugal, pasando por Lanzarote, llego a Pontevedra...»
«De Portugal, pasando por Lanzarote donde vivo, ahora llego a Pontevedra con la consciencia de que todos estos lugares, espacios y culturas son tierra mía, porque de estos lugares, espacios y culturas son de los que tan profundamente se alimenta la persona que soy. Agradezco al Ayuntamiento de Pontevedra la oportunidad que me da de expresar estos sentimientos».
Media hora de un tiempo muy medido fue el que pasó José Saramago en el Concello de Pontevedra ante los medios de comunicación, un Concello en cuyo Libro de Oro dejó escritas las palabras que aquí reproducimos.




Publicado en Diario de Pontevedra 8/04/2019
Fotografías Miguel Vidal

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