xoves, 4 de abril de 2019

Leiva nuclear

El nuevo disco de Leiva nos deja un puñado de historias envueltas por su tradicional sonido rockero y ofrecido en un soporte maravilloso


CADA VEZ MÁS las canciones de Leiva se van orquestando como historias que se encadenan entre sí. Palabras que se flanquean por su música rockera de guitarras vibrantes y sacudidas constantes.
Es muy difícil que un músico hile dos grandes discos y Leiva lo acaba de hacer. Tras ‘Monstruos’ (2016) ahora viene de publicarse ‘Nuclear’, entre ambos una gira y la producción del último disco de un resucitado Joaquín Sabina, en gran parte por la propia aportación de Leiva. Milagro tras milagro Leiva ha ido componiendo las canciones de este ‘Nuclear’ grabando sus pruebas de voz con su propio móvil, es decir, la canción más desnuda que en la versión final, sólo acompañada por la guitarra y unos sencillos coros. Esas versiones se incluyen aquí en forma de un regalo que el músico ofrece a sus seguidores, sabedor de que hay que cuidar al cliente y de que el respeto al producto cada vez es más importante. Tener en las manos este trabajo es una maravilla que debería hacer huir al público de buscar la música en las perversas redes de internet y optar por hacerse con él. Así es como nos encontramos con una cajita transparente que deja al aire un corazón que separa sus capas, el corazón de un músico con las letras en cada una de esas capas y dos cedés, uno con la versión definitiva y otro conteniendo esas exquisitas notas de voz. Todo ello obra del diseño de Boa Mistura, que también hay que citar y aplaudir a quien lo hace tan bien.
Las canciones tienen de nuevo a Leiva como generador de emociones. Historias de amores y desconciertos, de días de guerra y nieblas, de inspiraciones motivadas por una vida condensada en cada una de las doce canciones aquí presentadas. Y esa vida es la que le concede un carácter mayor de autenticidad a este trabajo, quizás ese paso al lado del maestro Sabina le haya hecho ver a Leiva la importancia de contar el aquí y el ahora, el dejar a un lado las narraciones más generales y sí contar las historias más inmediatas, de quien pisa la calle, de quien entra en un bar, de quien discute y llora, pero también de quien se enamora y siente ese latigazo. Recorrer estas letras es un tratado de humanidad que consigue hacer de la piel un territorio en el que sentirse, y así canciones como ‘Como si fueras a morir mañana’ son un auténtico grito a la necesidad de vivir y, sobre todo, de sentirse vivo. Algo similar sucede con ‘A ti te ocurre algo’. El Teatro Lara, el ‘Motocine’, ese ‘crac’, un pequeño desastre... fragmentos de una canción, de una vida que se arma en esta pista de circo en que se convierte la existencia. Leiva nos ofrece un circo con varias de esas pistas, de hecho el vídeo de ‘Nuclear’, el tema que nombra el disco, transcurre en un circo y la canción que lo cierra es otra gozada que tiene mucho de circense, al estar basada en una de esas historias increíbles que nos deja la vida a partir del gigante actor de la película ‘Big fish’.
Con ‘El gigante de Big fish’ Leiva remata, con un punto melancólico, este disco que de nuevo le hará llenar conciertos de unos seguidores que se verán multiplicados por el efecto de su música, y es que este disco además de afianzar a los que ya estaban con él permitirá sumar a otros que, a poco que se detengan en sus letras, sentirán algo más que un ‘rocanrolear’. De todas maneras Leiva no sería Leiva si renunciase a la potencia de sus guitarras, a una carga brutal, casi nuclear, que en el directo te hace saltar permanentemente y transmitir así lo que significa para este músico toda la tradición de ese género musical. Canciones como ‘No te preocupes por mí’, ‘Lobos’ o ‘Nuclear’ se convertirán en las próximas semanas en éxitos en las emisoras de radio, no lo duden, y por unos instantes podremos respirar de esa saturación de ritmos merengues que cada vez más nos asfixian, orillando a la buena música.
Leiva, como otros muchos músicos de nuestro país, sigue sujeto al rock como vínculo con un pasado y a una memoria íntima que, pese a las modas y a las circunstancias, seguirá siendo la mejor manera de trasladar historias al público, de contar lo que sucede a nuestro alrededor y, con ellas, rasgar, no sólo las cuerdas de su guitarra, sino nuestros corazones, esos mismos que se pueden seccionar en capas y sentirse agitados por buenas letras.





Publicado en Diario de Pontevedra 3/04/2019
Fotografía: Leiva mirando su nuevo disco (Fernando Alvarado/Efe)



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