domingo, 25 de outubro de 2020

Urbano & Prado

 

[Ramonismo 41]

Benjamín Prado vuelve a activar las lúcidas condiciones del profesor literario Juan Urbano para la investigación

 


EN LA PRIMERA de las novelas protagonizadas por Juan Urbano, ‘Mala gente que camina’, una frase se coloca en el frontispicio, no sólo de ese texto, sino en el de todo este proyecto literario que lleva desarrollando el también poeta Benjamín Prado. La frase, de Luis Rosales, dice: «No basta que callemos y además no es posible». Tras cinco novelas Juan Urbano & Benjamín Prado siguen enarbolando ese adagio como sustento y base de este conjunto de relatos que, trazados como casos de investigación, se convierten en una mirada hacia el interior de nuestra sociedad en base a recorrer diferentes tiempos de nuestra historia, siempre sin perder el pie con nuestro presente.

‘Todo lo carga el diablo’ (Alfaguara) nos cuenta la nueva misión de ese profesor de literatura metido a investigador al recibir el encargo de descubrir la historia de una mujer desaparecida de la faz de una España que transitaba por las décadas de un franquismo que era un valle de sombras. Por ese valle, convertido ya en un desfiladero flanqueado de peligros, de miradas torticeras, de aviesas intenciones de muchos que se beneficiaron de sus complicidades con el poder, discurrieron muchas vidas de personas a las que la existencia deparaba un éxito personal y profesional basado en sus capacidades en diferentes ámbitos que podrían ir desde lo literario, lo artístico o lo deportivo. Benjamín Prado pone el foco en esos luminosos años veinte de una España que buscaba superar el secular atraso de un país con infinitas taras en lo cultural, lo económico y lo social. Todo eclosionó en esa década y los primeros años treinta, con una República que confió, quizás por primera vez a lo largo de nuestra convulsa historia, en el ser humano y sus capacidades para, desde la libertad, proponer nuevos caminos para sus protagonistas. Fueron los años de la Institución Libre de Enseñanza, de la Residencia de Estudiantes, de la Generación del 27, de mujeres ‘sinsombrero’ que se sacudían sin temor alguno esas miradas acomplejadas de tantos hombres, de un humor culto que llenaba revistas, salones y cafés, y de una actividad deportiva que, como pocas realidades, evidenciaba un nuevo tiempo. Madrid se convertía así en un catalizador de emociones de esa modernidad que se instaló en la capital acogiendo a muchas personas que iban a ella a estudiar, a formarse y a calibrar las posibilidades de un futuro optimista y esperanzador.

En ese efervescente panorama nos sumerge el autor para conocer decenas de historias y personajes que posteriormente la historiografía oficial interesadamente sepultó bajo la losa del olvido, de ahí que esa frase de Luis Rosales se reafirme como seña de identidad de esta y de todas las novelas anteriores de Juan Urbano, para rascar allí donde la condena del silencio colocó grilletes a historias personales o generacionales.

‘Operación Gladio’, ‘Ajuste de cuentas’ y ‘Los treinta apellidos’, componen, junto a ‘Mala gente que camina’, ese itinerario de narraciones por nuestra historia presentada de una manera ágil por quien es además de un consumado poeta (su poesía se puede disfrutar en Visor en diferentes volúmenes, y con el título ‘Acuerdo Verbal’ su poesía completa) un difusor cultural desde diferentes plataformas comunicativas. Libros e historias que se relacionan entre sí, con guiños que las vinculan y que en ‘Todo lo carga el diablo’ se concentra en una historia de, como escribe el propio Benjamín Prado, «gente que lucha por un mundo mejor repartido y otra gente que hará lo imposible por impedirlo». Una España dividida en dos bloques, dos corazones helados que cada cierto tiempo, quizás como el que estamos viviendo hoy en día, se atrincheran en sus posiciones de manera demasiado enconada. Benjamín Prado, con un impagable didactismo, nos muestra como la tensión entre esas dos Españas fue creciendo en los años anteriores al levantamiento militar del 36 para cambiar por completo el paisaje humano y social de este país y como una España libre, moderna, deportiva, culta, se enfrentó a un ejército de sombras, de violencias, a una escalada de odios y donde había más insultos que argumentos ¿les suena, verdad?

«El sueño de la razón produce monstruos, y estos son de carne y hueso». Esta es una de las muchas frases que nos obligan a parar y a pensar en medio de ese planteamiento detectivesco por el que nos movemos entre tiempos y geografías, que van de Madrid a su tan querida Rota, y hasta nuestra Pontevedra tiene varios guiños en una historia que hace de los mayores monumento, y de la memoria y la posibilidad de perderla como parte de nuestra identidad un toque de atención que, en estos tiempos de un virus que masacra a nuestros ancianos, se convierte en un emocionante homenaje.


Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 24/10/2020

 

1 comentario:

  1. Hay que ser crítico, pero sabiendo la realidad de lo compulsa que fue nuestra República, casi desde el minuto uno, desestabilidad política, y no nos olvidemos de los acontecimientos de Octubre del 1934, y todo porque el Partido que estaba en el poder creo que era el PRR de Alejandro Lerroux, cedió tres ministerios al CEDA, Confederación de Derechas Autónomas, pues para gobernar es democrático el formar coalición. pero los radicales anarquistas y extrema izquierda tomaron las calles provocando una cifra de muertes alarmante. Otro pasaje oscuro, fue las elecciones de Febrero del 36, manipuladas y fraudulentas que muchos escritores han denunciado en sus libros, lo que sucedió tras el triunfo del Frente Popular, no fue precisamente de un Estado civilizado, incendios de templos religiosos violaciones de monjas y asesinatos de cleros, aparte el pistoleo que se cernían las ciudades españolas, un auténtico caos, y lo comunico yo, pero es fácil de revocarlo o no, puesto que está ahí en la información que uno quiera saber, en cualquier publicación que hable de la
    República. Estaba cantado, que más temprano que tarde, alguien diría basta, y por desgracia de todos el final de la República se fraguo en el 1934.

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