domingo, 16 de agosto de 2015

¡Fandi, Fandi!


Resulta que uno se estruja la sesera para buscar un titular ingenioso que resuma la tarde, y se pasa la semana dándole vueltas al tema. Que si ‘El triunfo de la izquierda’, por si Abellán y El Cid la lían con su mano favorita; que si ‘El Cid resucitado’, por si El Cid vuelve a sentirse torero... pero al final la plaza manda y todo se va al garete cuando empieza a atronar ese ¡Fandi, Fandi! que hace temblar los cimientos de la plaza de San Roque. Así que, clarísimo, ¡Fandi, Fandi! y ahí queda, porque ustedes lo han querido.
Mientras los tres coletas realizaban el paseíllo todavía se escuchaba entre las piedras de A Moureira la voz melodiosa de las sirenas mezclada con el viento húmedo de la ría clamando por la oreja negada a Morante de La Puebla hace una semana. Un ulular que permanecerá prendido de esta plaza durante largo tiempo.
Así nos venía la tarde en un 15 de agosto con toros en Pontevedra, como en los viejos tiempos, en el que se coló una lluvia pesada que hizo del ruedo, pese a su buen y cuidado estado, un espacio que crecía en peligro. Pero esta placita tocada con esa cubierta es una bendición para tardes como ésta que se hacen grandes cuando el espectáculo acompaña. 
Los tres toreros nos dejaron una tarde de esas de disfrutar acompañados por un excelente encierro de Román Sorando que regresaba a esta plaza y parece que para quedarse. ¡Qué estampas dibujaban todos ellos! Y así, con los protagonistas metidos en el ajo resultó lo que resultó. Y es que dos de los coletas, Miguel Abellán y El Fandi, salieron a hombros, y El Cid, se quedó fuera por el poco acierto con la espada en su segundo, pero se llevó una ovación de esas que se incrustan en el alma y resucitan a un torero que, aunque en horas bajas, ha dejado constancia de lo que puede hacer.
Miguel Abellán realizó una muy buena faena a su primero, bien con el capote se descalzó por lo resbaladizo del suelo, algo que repitió en su segundo que le llegó a pisar provocándole una fuerte cojera. En ese primero logro una oreja que repetiría en el segundo con una faena menor, que abrevió por ese pisotón, pero mató mejor y se cobró la segunda oreja.
Pero la plaza quería ¡Fandi, Fandi!, solo con salir su primer enemigo ya reivindicó al torero que, crecido, echó rodilla a tierra y realizó una gran labor con el capote que creció posteriormente al colocar al toro en suerte ante el caballo por chicuelinas. La plaza ya hervía y aun faltaban las banderillas por poner. La marca de la casa puso la plaza en ebullición total. La intensidad bajó con la muleta, que no es el fuerte del granadino, pero todo se fiaba ya a la espada. Una oreja. Quedaba el segundo, un toro hermoso, colorado chorreado, el de más peso de la tarde, 500 kilos, y posiblemente el mejor. Las tres largas cambiadas recuperaron el delirio del primer toro como con los tres excelentes pares de banderillas. Pidió un cuarto par que el presidente denegó. Es su potestad, pero Fandi rompió los arpones de ese cuarto par contra las tablas y simuló su colocación, algo que no debía haber hecho. Una estocada fulminante hizo el resto. Dos orejas.

LA FICHA

Toros de la ganadería de Román Sorando. Extraordinarios en presencia y en juego, bajando algunos en intensidad a medida que transcurría la faena. Llenos de nobleza. ▶ Miguel Abellán. De oliva y oro. Espada cruzada y descabello (oreja). Estocada casi entera y descabello (oreja). ▶ El Cid. De purísima y oro. Estocada desprendida (oreja). Pinchazo, estocada y dos descabellos (ovación y vuelta al ruedo). ▶ El Fandi. De carmín y oro. Media estocada y descabello (oreja). Estocada fulminante (dos orejas). Tercera y última corrida de la Feria de La Peregrina celebrada en la Plaza de Toros de Pontevedra que registró media entrada. El festejo estuvo presidido por José Manuel López Sánchez que contó con el asesoramiento veterinario de Juan Ocampo y de Carlos Ares en el apartado artístico.



Publicado en Diario de Pontevedra 16/08/2015
Fotografía. Rafa Fariña

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