ERA la campaña del ‘sorpasso’, la del
adelantamiento por la izquierda de Unidos Podemos al ‘agotado’ PSOE, en la que
todo se fiaba a esa única novedad de una campaña en la que parecía que se iba a
repetir todo lo vivido en aquel mes de diciembre que semeja ya tan lejano. Seis
meses después, tras una lastimosa legislatura, conversaciones plagadas de egos
y una campaña electoral más, nos encontramos con que volvemos a estar en aquel
día de diciembre, como si estuviésemos a punto de celebrar la Navidad. Un lampedusianismo
en el que todo se ha ido moviendo desde diversos frentes para que todo,
finalmente, siguiese igual, o quizás no tanto.
El ‘sorpasso’ sobre el que ya se
acunaban los miembros de Podemos, a excepción del brillante Iñigo
Errejón-temeroso ante el no pacto con el PSOE y también ante la coalición con
Izquierda Unida-, se ha quedado en un arañazo de gato. Las ínfulas de su
mesiánico líder, que pretendía desgarrar al Partido Socialista en vez de
entenderlo como un aliado, se han difuminado ante el votante del puño y la rosa
y a sus propios votantes que parecen haberse despertado del encantamiento,
quizás desde la negativa a pactar con el PSOE y poder así desplazar al Partido
Popular de la presidencia del gobierno, algo que ahora, y a la vista de la fortaleza
exhibida por los populares, ya se entiende como un imposible, quedándose todo
como lo que pudo ser y no fue. Porque el Partido Popular se ha mostrado como
inexpugnable. La posición firme de Mariano Rajoy, no sé si para España ha sido
la correcta, pero para su partido sí. Ha recuperado apoyos, ha hecho de su
figura algo irrenunciable para su partido y ha puesto al gran derrotado de la
noche de ayer, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a sus pies.
Pisamos territorio gallego y aquí
Alberto Núñez Feijoo ha hecho la foto precisa para arrancar la campaña (sí,
otra campaña) en lo más alto de la ola, aplastando esa Marea con la que muchos
han jugado como un tsunami que iba a arrastrarlo todo y al final, como el
arañazo de Podemos, se ha quedado todo en una marejadilla.
Así las cosas se vuelve a abrir otra vez
el tiempo del diálogo. Sí, señores, hay que volver a hablar. Con el catálogo de
Ikea caducado y con todos los cupones ya utilizados, y con Ciudadanos, como en
las partidas de tute, quedando solo para dar tabaco, son los dos grandes
partidos, PP y PSOE, de los que tantos se estuvieron carcajeando, los que deben
estructurar las diferentes posibilidades de gobierno. De nuevo los dos bloques
antagónicos son los que se enfrentarán para disolver los inmovilismos de
aquellos que se creen que han inventado el mundo y sin los que nada se puede
llevar a cabo. En definitiva, se acerca la Navidad.
Publicado en Diario de Pontevedra 27/06/2016
Ningún comentario:
Publicar un comentario