Ha tenido que morirse el banquero más importante de España para que escuchemos hablar a un líder sindical. Cuando este país vive los abusos más exagerados sobre la clase trabajadora los sindicatos mayoritarios callan y otorgan, y hasta parecen bendecir las medidas desaforadas del gobierno de Mariano Rajoy.
Los colegios echan a andar con un pie en una ley deficitaria y el otro en la nueva ley parida desde el cráneo abierto y fecundado por él mismo del ministro Wert, sin consenso alguno. Nunca este país ha sabido coger las riendas de su educación como ésta se merece, abocando a nuestros alumnos a un baile continuo de siglas que solo esconden el desinterés de los políticos por la educación y sí el interés por salvaguardar los postulados ideológicos de cada partido.
Los hospitales empiezan a cerrar los ciclos vacacionales. Los médicos regresan de su merecido descanso y reverdecen las camas y las operaciones. Pero el verano ha dejado muchas operaciones sin hacer, otras retrasadas, enfermos que han sufrido lo insufrible y para alguien todo esto ha llegado ya demasiado tarde.
Vuelven los políticos al Congreso, allí donde no te puedes subir ni a sus escaleras de entrada para hacerte una foto. Eso es acercar a los ciudadanos sus órganos de poder. En la primera sesión del curso político, y mientras el PSOE procedía a renovar la tapicería de sus escaños, Ana Pastor puso las cosas en su sitio, y aquella solanera que sufrió en verano en la que llegó a amenazar con retirar la concesión de las Autopistas de Galicia a su actual propietaria para otorgársela al pueblo, se quedó, como las bicicletas, en algo propio del verano, y miren que yo a la Pastor le tengo mucha fe, pero...
Galicia también abrió su Parlamento a unos políticos que acudieron como escolares, con el mandilón puesto y el bravío veraniego todavía en vigor para demostrarnos que nada ha cambiado. Por desgracia el caca, culo, pedo, pis, sigue definiendo nuestros debates parlamentarios.
Cataluña sigue empeñada en amargar mi cumpleaños. Llegar a ese nueve de noviembre, para bien o para mal, se convertirá en un tormentoso camino que ya agota solo de pensar en él.
Mañana tendremos que devolver la medalla del Campeonato del Mundo de Baloncesto que habíamos ganado, como en tantos campeonatos antes de su comienzo. Hurtarnos esa final ante los EE.UU., en la que teníamos todas las opciones del mundo, es imperdonable y no le puede salir gratis a los responsables de este deporte. Hemos puesto a pilotar un Jumbo a alguien que todavía no sabe hacer aviones de papel. Eso sí, con la permisibilidad de una torre de control que no puede permanecer ajena a lo sucedido.
Pontevedra se echa en brazos del otoño, el delirio feira franquista clausuró el verano y con Jacobo Moreira y sus huestes medievales presentes esta fiesta alcanza una nueva dimensión, al tiempo que abre la lucha por la alcaldía capitalina. Esperemos que esa lucha no sea con espada y sí con pluma.
El líder popular ha hecho su primera promesa de cara a la consecución de la alcaldía. Se la hizo a Rodrigo Cota, en una mesa de la Verdura y con un Red-bull como tintero. Cota lleva ejerciendo de notario sin nómina de esta ciudad desde hace unos meses y lo dicho ante él va a misa, grabándose en su amplio frontispicio que ya es el nuestro. Moreira, entre su discurso de outsider y ante la certera presión de su entrevistador, habló de una nueva biblioteca en Pontevedra, ¡Bendito sea el que promete libros! A mí se me cayó el café encima del susto y pensé que algo habíamos avanzado con el candidato. Mejor prometer libros que ballenas de hormigón. Eso es algo que ganamos todos.
Pontevedra gusta de fiestas, eso lo saben bien hasta los monfortinos de la Ferraría. Ayer hubo otra fiestuqui en forma de guateque sesentero en el Museo de Pontevedra. Bolas de espejo, camisas de lunares y pantalones de campana rivalizaron con las piezas de Arturo Souto, Laxeiro, Manuel Torres y el sonido de Manuel Quiroga. “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión...» Roy, el hermoso replicante de Blade Runner, pronunció estas palabras mientras sus lágrimas se fundían con la lluvia. Desde hoy nosotros también podremos decir lo mismo.
Son estos solo algunos de los cuadros de un septiembre que nos devuelve a la cotidianeidad, a ese estado del alma que cada año nos parece idéntico al anterior, aunque siempre, siempre, sea diferente.
Publicado en Diario de Pontevedra 13/09/2014
Foto: El Parlamento de Galicia asistió el pasado miércoles a varias trifulcas entre sus miembros. (AGN)
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