luns, 21 de novembro de 2016

Saramago continuado

 Rue Saint-Antoine nº 170
Memoria. La concesión del premio Luso-Español de Arte y Cultura a Pilar del Río, viuda del premio Nobel portugués José Saramago, visibiliza un trabajo intenso que inició junto al escritor pero que continúa desde la Fundación José Saramago en Lisboa y en la participación en congresos por todo el mundo, como el que trajo a ambos a Pontevedra.
 
Pilar del Río del brazo de José Saramago en Pontevedra

En el documental ‘José e Pilar’ (2010) dirigido por Miguel Gonçalves Mendes, José Saramago durante los actos de inauguración de la Fundación que lleva su nombre, instalada en la Casa dos Bicos de Lisboa, se refiere al trabajo de Pilar del Río al frente de la misma como una Presidenta con una labor destinada a «continuarem me», es decir, a continuarme. Y esto es precisamente lo que ha hecho Pilar del Río desde aquel junio de 2010 en que falleció el Nobel, continuar proyectando un legado que va mucho más allá de la soberbia herencia literaria, sino que se adentra por los territorios del compromiso y la defensa de los derechos humanos.
La concesión del premio Luso-Español de Arte y Cultura que con carácter bianual se entrega a alguna personalidad que aliente desde el arte y la cultura la comunicación y cooperación entre España y Portugal, premia a la periodista por su «amplio trabajo intelectual como periodista, traductora y promotora de la cultura luso-española» y eso es algo que no ha dejado de hacer ni un solo día Pilar del Río en esa tarea de continuación, de proyección de la figura del autor de ‘Ensayo sobre la ceguera’. Su activa participación en causas solidarias a ambos lados de la ‘raia’ y la difusión de una obra literaria y de pensamiento que no deja de redimensionarse cada año que pasa, nos obliga, también desde Pontevedra, a recordar cuando nuestra ciudad fue parte de esa agenda hercúlea que ambos desarrollaban en común, como un equipo increíblemente engrasado, arrolladoramente posibilista en cuanto a las condiciones del ser humano por el trabajo y el contacto con los demás. Si nos asomamos de nuevo a ese documental era sorprendente la capacidad de ambos para moverse por el mundo y cumplir con un programa de actos abrumador.
Así fue como en otro noviembre, el de 2002, el noviembre negro del Prestige, cuando, precisamente durante esos días en los que el funesto barco iba y venía del quinto pino, Pontevedra acogía un congreso en torno a la gran novela española del siglo XX, ‘La saga/fuga de J.B.’, del que fuera nuestro vecino (aunque a muchos se les haya olvidado), Gonzalo Torrente Ballester. Admirado y ensalzado por José Saramago, la directora del congreso y gran conocedora de ambos, Carmen Becerra, nos obsequió con una presencia y unas jornadas de esas inolvidables para una ciudad, y que nunca está de más recuperar como homenaje para quienes la organizaron y participaron.
José Saramago saluda a Manuel Rivas
en presencia de Pilar del Río
En el Auditorio de la Caja de Ahorros de Pontevedra se plantó la enhiesta figura de José Saramago que llegaba y paseaba la ciudad del brazo de la ahora premiada, Pilar del Río. Allí les esperaban Víctor Freixanes, Alfredo Conde, Darío Villanueva y Manuel Rivas, con quien protagonizó un efusivo encuentro. El escritor portugués fue el encargado de dar inicio al congreso en cuya intervención dejó dos recuerdos sobre Torrente Ballester. Uno, el de su presencia en su entierro en un pequeño pueblo, Serantes, un entierro campesino bajo los acordes de la gaita de Carlos Núñez y su ‘Negra sombra’; y el otro, en Roma, cuando en un improvisado agradecimento en la recogida de un premio, Torrente Ballester, sin papel, ni pausa, solo su memoria, ofreció todo un ejemplo del arte de la retórica. «En ese momento me di cuenta del poder real de la palabra. Aquel ser pequeño y débil era en realidad un gigante y los demás éramos los insignificantes».
Al día siguiente aquel barco se partió en dos. Galicia en alerta negra y Saramago se recogía entre el pueblo, en una de esas causas comandadas por el compromiso y la confianza en el ser humano al otorgar su apoyo en un acto a los vecinos de Placeres que había visto como una línea de ferrocarril invadía su único espacio público. Y a su lado, como no, una mujer, la mujer que decidió continuar a José Saramago, Pilar del Río.


Publicado en Diario de Pontevedra 21/11/2016
Fotografías Gonzalo García


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