Rue Saint-Antoine nº 170
Memoria.
La concesión del premio Luso-Español de Arte y Cultura a Pilar del Río, viuda
del premio Nobel portugués José Saramago, visibiliza un trabajo intenso que
inició junto al escritor pero que continúa desde la Fundación José
Saramago en Lisboa y en la participación en congresos por todo el mundo, como
el que trajo a ambos a Pontevedra.
En el
documental ‘José e Pilar’ (2010) dirigido por Miguel Gonçalves Mendes, José
Saramago durante los actos de inauguración de la Fundación que lleva su
nombre, instalada en la Casa
dos Bicos de Lisboa, se refiere al trabajo de Pilar del Río al frente de la
misma como una Presidenta con una labor destinada a «continuarem me», es decir,
a continuarme. Y esto es precisamente lo que ha hecho Pilar del Río desde aquel
junio de 2010 en que falleció el Nobel, continuar proyectando un legado que va
mucho más allá de la soberbia herencia literaria, sino que se adentra por los
territorios del compromiso y la defensa de los derechos humanos.
La
concesión del premio Luso-Español de Arte y Cultura que con carácter bianual se
entrega a alguna personalidad que aliente desde el arte y la cultura la
comunicación y cooperación entre España y Portugal, premia a la periodista por
su «amplio trabajo intelectual como periodista, traductora y promotora de la
cultura luso-española» y eso es algo que no ha dejado de hacer ni un solo día
Pilar del Río en esa tarea de continuación, de proyección de la figura del
autor de ‘Ensayo sobre la ceguera’. Su activa participación en causas
solidarias a ambos lados de la ‘raia’ y la difusión de una obra literaria y de
pensamiento que no deja de redimensionarse cada año que pasa, nos obliga,
también desde Pontevedra, a recordar cuando nuestra ciudad fue parte de esa
agenda hercúlea que ambos desarrollaban en común, como un equipo increíblemente
engrasado, arrolladoramente posibilista en cuanto a las condiciones del ser
humano por el trabajo y el contacto con los demás. Si nos asomamos de nuevo a
ese documental era sorprendente la capacidad de ambos para moverse por el mundo
y cumplir con un programa de actos abrumador.
Así
fue como en otro noviembre, el de 2002, el noviembre negro del Prestige,
cuando, precisamente durante esos días en los que el funesto barco iba y venía
del quinto pino, Pontevedra acogía un congreso en torno a la gran novela
española del siglo XX, ‘La saga/fuga de J.B.’, del que fuera nuestro vecino
(aunque a muchos se les haya olvidado), Gonzalo Torrente Ballester. Admirado y
ensalzado por José Saramago, la directora del congreso y gran conocedora de
ambos, Carmen Becerra, nos obsequió con una presencia y unas jornadas de esas
inolvidables para una ciudad, y que nunca está de más recuperar como homenaje
para quienes la organizaron y participaron.
José Saramago saluda a Manuel Rivas en presencia de Pilar del Río |
En el
Auditorio de la Caja
de Ahorros de Pontevedra se plantó la enhiesta figura de José Saramago que
llegaba y paseaba la ciudad del brazo de la ahora premiada, Pilar del Río. Allí
les esperaban Víctor Freixanes, Alfredo Conde, Darío Villanueva y Manuel Rivas,
con quien protagonizó un efusivo encuentro. El escritor portugués fue el
encargado de dar inicio al congreso en cuya intervención dejó dos recuerdos
sobre Torrente Ballester. Uno, el de su presencia en su entierro en un pequeño
pueblo, Serantes, un entierro campesino bajo los acordes de la gaita de Carlos
Núñez y su ‘Negra sombra’; y el otro, en Roma, cuando en un improvisado
agradecimento en la recogida de un premio, Torrente Ballester, sin papel, ni
pausa, solo su memoria, ofreció todo un ejemplo del arte de la retórica. «En
ese momento me di cuenta del poder real de la palabra. Aquel ser pequeño y
débil era en realidad un gigante y los demás éramos los insignificantes».
Al
día siguiente aquel barco se partió en dos. Galicia en alerta negra y Saramago
se recogía entre el pueblo, en una de esas causas comandadas por el compromiso
y la confianza en el ser humano al otorgar su apoyo en un acto a los vecinos de
Placeres que había visto como una línea de ferrocarril invadía su único espacio
público. Y a su lado, como no, una mujer, la mujer que decidió continuar a José
Saramago, Pilar del Río.
Publicado en Diario de Pontevedra 21/11/2016
Fotografías Gonzalo García
Ningún comentario:
Publicar un comentario