Rue Saint-Antoine nº 170
Memoria
▶ Se cumplen diez años de la muerte del hombre orquesta, John
Balan, y pocos recuerdos más precisos para conocer su origen
artístico que este encuentro estelar publicado en Diario de
Pontevedra el 30 de agosto de 1966 con Pedro A. Rivas. Un desafío
para ambos. Un auténtico duelo al sol en el que es imposible mover
una coma de sitio.
«Manuel
Balán el hombre orquesta como él mismo se denominaba por un
imperativo superior», así encabezaba yo, hace años-ya ha llovido
tanto que la lluvia recogida se ha convertido en otro pantano de
Entrepeñas-, una entrevista con el que hoy se llama John Balan, con
acento en la A de ‘Ba’ para que tenga mejor asonancia yanqui, el
Frank Sinatra español, suficientemente conocido por todos los
públicos; nunca suficientemente escuchado, siempre suficientemente
atractivo como espectáculo.
Manuel
Balán Villanueva, natural de Seijo (ayuntamiento de Marín) es un
gallego que no ha alcanzado fama universal porque el destino le cercó
implacablemente cuando Manuel Balán, el hombre orquesta, iniciaba la
marcha, en dirección ascensional, por el tortuoso camino que
discurre entre ese bosque de intrigas, celos y envidias que es un
tablado teatral. No fue un amor imposible, ni un desengaño amoroso;
ni una infidelidad, ni siquira el fracaso. Fue el servicio militar
obligatorio.
Otra
vez John Balan que perturba a Manuel Balán. Los clientes del
café-bar donde se desarrolla la entrevista detienen sus juegos. «Con
ustedes John Balan, el Sinatra español, que interpreta «No te
cortes la melena que me sometes al tormento, y tras de tan dura pena,
me muero de seeeeeentimiento...». John Balan ha concluido. Los
aplausos de los clientes provocan la risa en John Balan.
¿Hay
alguna mujer en su vida?
No,
no. Adoro la vida nada más. Ignoro como son las mujeres. cómo
hablan o piensan; qué piensan o hablan de mí; si les atraigo o les
soy repulsivo. Cuando canto, o actuo en un café las observo, intento
pasar el muro de sus ojos e ir un poco más allá. Siempre encontré,
encima del muro, un alambre de espino que me lastimaba.
¿No
intentó cortar usted el alambre?
¿Con
qué tijeras? No he tenido nunca la conversación suficiente y
agradable para enamorar o conquistar una mujer. Alguna vez que vencí
el miedo, estaban comprometidas. Eran chicas simpáticas, atractivas,
cariñosas. Escucharon pacientemente las pocas palabras que yo pude
decirles y al final me respondieron que no podían. Pudo más en
ellas el amor que su pena hacia mi soledad.
Pero,
¿les habló usted de amor?
No.
Desconozco lo que es el amor, aunque ello no significa que no crea en
él. A veces creo y a veces no.
¿Por
qué se llama usted ahora John Balan y no Manuel Balán?
El
artista nunca debe usar el nombre propio. Es contraproducente, Manuel
Balán es demasiado vulgar. En cambio John Balan, suena a artista
caro.
¿Porque
esa constante inclinación hacia lo norteamericano? ¿Porque desea
usted ser yanqui?
Es
un complejo que yo advierto en mí, que es más poderoso que yo. He
buscado una explicación, pero no la encuentro. Incluso pensé
reprimirme, pensé no imitar a los norteamericanos. Sin embargo, hay
días en que los impulsos son más fuertes que yo y si no represento
a John Balan en una película, no resisto. Tendría que suicidarme.
¿También
ese impulso le obliga a vestirse como norteamericano? ¿A llevar
pistola de juguete al cinto?
Yo
a los americanos si los aprecio es porque tienen mucho dinero. Poseen
el dinero del mundo. Sin embargo, la imaginación es una cosa y la
realidad otra. Hoy a la juventud le da por ser ‘yé-yé’ y nadie
les dice nada. A mí me da por ser norteamericano y ser español, que
es el más grande orgullo que uno puede tener, y le parece mal a la
gente. Ahora que los norteamericanos son un gran pueblo muy poderoso
¿Y sabe por qué? Porque tienen dinero. Brasil es tan grande como
Estados Unidos ¿y qué? Nada. Sólo saben darle patadas al balón.
En cambio Norteamérica ganó dos guerras...
En
cambio ahora está perdiendo una en Vietnam ¿o no?
¡Bah!
Están jugando a los soldaditos de plomo. Si quieren ganarla, la
ganan.
Manuel
Balán toma otra vez las riendas del diálogo y tacha de su mente a
John Balan. No se escucha protesta alguna, solamente la letra de una
canción: «No te me pongas triste, porque me mata tu carita de pena
mi dulce amor... Sobre tu cadáver dejo caer». ¿Ha matado usted a
John Balan?
John
Balan no ha muerto ni morirá. Actúa cada domingo con el conjunto
‘Los Yankis’
¿Es
que Manuel Balán ha estudiado solfeo?
No,
John Balan se hizo a sí mismo. Sus extraordinarias condiciones le
permiten aprender de memoria una canción con solo escucharla una
vez. Incluso si es en inglés.
¿También
ha estudiado inglés Manuel Balán?
No,
pero John Balan, sí.
¿De
oído, por correspondencia o con clases particulares?
De
oído, como todo lo que yo hago. Salvo algunas letras de canciones
que las leo dos o tres veces y luego las escucho con la orquesta para
aprenderlas de memoria.
¿Gana
más John Balan que Manuel Balán, el hombre orquesta?
John
Balan gana de 700 a 1.000 pesetas por día de actuación. No puedo
quejarme. Me va muy bien, pese a que nadie es profeta en su tierra.
¿Ha
tenido suerte entonces?
Suerte
no, trabajo. Yo no sé de que color es la suerte.
Rosa
Será,
pero hasta que lo vea no lo creo.
¿Y
qué tiene que ocurrir para que Manuel Balán sea contratado como
actor para interpretar una película en Hollywood junto a Kim Novak?
Simplemente
que se cumplan las ilusiones y fantasías que uno sueña. Nada más...
Y
no hubo más, Manuel Balán, el hombre orquesta, como él se mismo se
denomina por un imperativo superior, y John Balan, el cantante
americanizado se han fundido de nuevo y uno ha desaparecido tras la
personalidad y las reacciones del otro. El resultado es Manuel Balán
Villanueva, de 36 años, soltero, natural de Seijo (Marín) artista
desde los pies hasta la frente.
Publicado Diario de Pontevedra 26/03/2018
Fotografías: Camilo Gómez
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