domingo, 3 de maio de 2020

Desasosiego/ 46. Dos y tres de mayo



Este fin de semana ha pasado a la Historia del Arte por la obra de Francisco de Goya y dos de sus cuadros más emblemáticos en los que se reflejan dos de los episodios madrileños de la Guerra de Independencia. ‘Los fusilamientos’ y ‘La lucha de los mamelucos’, también se conocen como ‘Los fusilamientos del tres de mayo’ y ‘El dos de mayo en Madrid’, respectivamente.
Esta efeméride en estos días del estado de alarma ha llevado al Museo del Prado, lugar en el que se exhiben ambas piezas, a crear en su, ya de por sí espléndida página web, un especial dedicado al pintor aragonés. ‘Goya y Beethoven’ es el acceso a este espacio común de los dos genios, coetáneos en el tiempo, a los que unió la sordera y que aquí se relacionan también gracias a la voz de Sheila Blanco, capaz de maravillarnos con otra de sus biografías musicadas, que la han popularizado en las redes, y que ahora el Museo de Prado, siempre atento a lo que le rodea, ha invitado para explicarnos a Goya al ritmo del famoso Claro de Luna del músico que este año celebra el doscientos cincuenta aniversario de su nacimiento.
Así que, además de ese minuto y pico delicioso, el Museo del Prado abre ante nosotros todo un caudal de información. Decenas de contenidos visuales, archivos, contenidos multimedia como conferencias, visitas a exposiciones, en definitiva, una manera de recorrer la obra del creador de las ‘Pinturas negras’ como pocas veces hemos visto y al que podemos dedicar muchas horas para descubrir y entender mejor una obra de las que cambian la Historia del Arte, capaces de abrir nuevos itinerarios y plantear otros, muchas décadas antes de que otros grupos de artistas lleguen a consolidar un movimiento, como lo pudieron ser el Impresionismo o el Expresionismo. Gozamos, en la obra de Goya, de algo que son más que indicios sobre ese futuro creativo.
‘La lucha de los Mamelucos’ y ‘Los fusilamientos’, recogen toda la brutalidad de la guerra que Madrid sufrió en 1808. El ejército francés se muestra convertido en una máquina de matar, sus rostros ocultos. Y frente a él el pueblo ante el sacrificio por su libertad, ese ‘crucificado’, iluminado por el farol, es el centro de un cuadro que muestra la barbarie y la capacidad de un genio para emocionar.



Publicado en Diario de Pontevedra 3/05/2020

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