martes, 26 de maio de 2020

Letras ardiendo


 [Ramonismo 25]
‘Canciones para el incendio’ es un conjunto de relatos en el que las fuerzas humanas accionan su incandescencia



ES LA literatura de Juan Gabriel Vásquez una de las imprescindibles de la escritura latinoamericana. Su obra ha ido solidificando a través de unos libros que han germinado entre las posibilidades del ser humano como especie, sus miserias y bendiciones, y ese contexto tan determinado de su patria colombiana, tan interesante desde lo vital como desde su historia.
Cada libro de Juan Gabriel Vásquez es un productivo encuentro con una geografía hermosa y violenta, en la que la persona debe transitar por ella como una forma de expiación, pero también de autoconocimiento propio y comunitario. Libros tan importantes para la literatura de nuestro tiempo como ‘La forma de las ruinas’ o ‘El ruido de las cosas al caer’, así lo atestiguan. Pero la presencia de este autor también se diversifica desde lo periodístico, siendo habitual colaborador de medios de comunicación como El espectador de Bogotá o El País. Su mirada se convierte en una aportación lúcida de ese contexto latinoamericano que conoce bien tras prolongadas reflexiones desde esas dos identidades, las periodística y la literaria, que tantas veces confluyen en un mismo caudal que nos arrastra desde sus bondades literarias.
Fiel a la tradición de los grandes narradores sudamericanos Juan Gabriel Vásquez explora fervorosamente las posibilidades del cuento como otra manera de dimensionar su escritura. Al igual que hicieran Cortázar, Onetti o Juan Ramón Rybeiro, por citar sólo a tres grandísimos usuarios de este género, el relato breve es parte sustancial de su mirada al mundo y esto es lo que nos ha llegado recientemente de él en ‘Canciones para el incendio’, una colección de relatos editada por Alfaguara, siendo algunos de ellos ya publicados en diferentes ocasiones. Textos que vienen a incidir en la deriva incendiaria del ser humano, en ese sustrato violento que anida en nuestro interior, impredecible, pero que cuando surge es capaz de voltear las vidas, tanto de los que activan ese proceso como de quienes asisten fortuitamente a ese desencadenamiento de fuerzas.
Cada una de estas historias busca que esa ignición conocida por el autor desde diferentes realidades fragüe en el lector, entendido también como parte de este puzle. Pieza más o menos lejana, más o menos implicada en estos paisajes humanos en los que cualquiera de nosotros podríamos vernos inmersos. Hombres, mujeres, jóvenes, todos somos susceptibles de abrir esa caja de Pandora, ese rincón oscuro capaz de hacer aletear a los demonios más insospechados para teñir de sombras nuestra existencia. Entre esas sombras se mueve la sorpresa, lo inesperado, lo irreversible, lo dramático, también la ilusión y la desesperanza como fragmentos de esa identidad humana tan fácilmente hecha añicos cuando todo son llamas. ‘Aeropuerto’, ‘Mujer en la orilla’, ‘Canciones para el incendio’, ‘Los muchachos’ o ‘El último corrido’ son los títulos de algunos de ellos, los que más me han gustado, los que te sumergen en una atmósfera construida con una maestría condensada en unas pocas páginas que vienen a completar las grandes narraciones de Juan Gabriel Vásquez para, a partir del cuento, poner esa lupa que todo escritor sitúa sobre nosotros como manera de intentar desentrañar lo que somos, aunque, en ocasiones, encontremos nuestra parte más oscura y lacerante.


Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 23/05/2020

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