martes, 5 de maio de 2020

Desasosiego/ 48. Mirar al horizonte



POCAS VECES hemos necesitado mirar más hacia el horizonte, hacia ese futuro incierto que se aproxima, como a lo largo de estos días. Es por ello que toda ayuda es poca para subir al mástil del barco de la vida e intentar vislumbrar, entre la espesura de la niebla, esa línea del horizonte que marca lo que puede ser una singladura de ilusión.
Mucho de esto es lo que nos propone Aurora Luque en su poemario ‘Gavieras’, editado por Visor, y que recibió recientemente, el prestigioso premio Loewe de poesía. Un puñado de poemas para navegar por la vida, al igual que la poeta, convertida en esa gaviera, (importante esa acepción en femenino), término que según la RAE habla de «el marinero a cuyo cuidado está la gavia y el registrar cuanto se pueda ver desde ella». Desde esa propuesta nos encontramos con un maravilloso poemario, lleno de valores que parten del mundo antiguo, del mito, y la revisión eterna del viaje como manera de conocer y autonocerse. Reposan los poemas en esa conquista de todo autor que se tenga como tal de hacer de la libertad la bandera que clavar allí donde lo desconocido nos asusta. Esa mirada, comprometida en lo femenino, nos ofrece visiones llenas de firmeza, pero también de sensualidad, de encuentros en ese trayecto que no siempre han sido cómplices de una mujer lastimada a lo largo de una historia con un claro rumbo masculino. Poemas como ‘Neodanaides’, ‘Carta a una joven poeta’ o ‘Las refugiadas, según Esquilo’, son buena muestra de ello, de unas palabras que queman para dejar la muesca de lo vivido.
Su ‘Decálogo de la flâneuse’, o su fascinante, sobre todo para los sabineros, ‘Tuneando al pirata cojo de Joaquín Sabina’, son destellos de su talento para enhebrar vida y humor con esos otros poemas de un sol más intenso, como los que alumbran una parte final en la que se coquetea con poetas como Machado o Mallarmé para, a partir de sus palabras, regenerar sus poesías a través de una mirada propia.
Palabras y palabras que se convierten en el rastro de espuma de esa travesía que compartimos desde que abrimos este libro, perfecto para salir de nuestro confinamiento mental, para intentar esa observación a distancia, así como para sentir el aire en la cara, procedente de nuevas geografías, que oree estos días del desasosiego cada vez más viciados.
«Brilla el horizonte/ cuando la libertad/ cuando unos versos/ lo sostienen tirante/ imparcelable», escribe la poeta, firme desde su gavia, y hasta allí nos quiere llevar, a ese horizonte que necesitamos sujetar desde la poesía, siempre norte claro para destejer los miedos y la incertidumbre, para que, cuando salgamos de esta sigamos reconfortándonos con poemarios tan lúcidos como el que sitúa a Aurora Luque como estrella en la noche clara, en esa esperanza en nuestro futuro.



Publicado en Diario de Pontevedra 5/05/2020

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