No deja la joven editorial Ardicia de sorprendernos
con textos sacados del olvido a través de la recuperación de escritores con los
que el tiempo no ha sido especialmente agradecido. Y lo hace de la mejor manera
con la que se debe honrar a un escritor, como es la publicación de sus libros.
Uno de esos nombres olvidados es el del portugués
Álvaro do Carvalhal (Argeriz, 1844- Coimbra, 1868). Solo 24 años de vida en los
que escribió varios relatos por los que merece ser recuperado y conocido. Entre
ellos, quizás el mejor sea el que se nos presenta ahora, ‘Los caníbales’, un
relato a camino entre el cuento y la nouvelle en la que Álvaro Do Carvalhal
deja patente su dominio de un género que estaba inundando Europa de un toque de
modernidad de la que él mismo puede ser considerado un precursor en la Península Ibérica.
No eran muchos los conocedores en aquel momento de
la literatura de Edgar Allan Poe o de Hoffman, pero este muchacho ya las
manejaba e intuía en ellas un camino que podría ser interesante para su
trabajo. Ello, unido a una visión muy amplia de la literatura con
aproximaciones a la mitología griegas a los poetas latinos clásicos o a las
referencias europeas de Cervantes, Shakespeare, Voltaire, Goethe, Dumas o
Balzac imprimieron a su obra una solidez que es la que le permite salir a flote
en estos momentos.
‘Los caníbales’, cuenta la historia de una joven
pura, enamorada de la figura de un hombre demasiado viejo y con un secreto,
todo ello mientras deja de lado a un enamorado joven que no entiende esa
relación. La trama se verá envuelta de una dosis de misterio, de un velo
romántico que todo lo envuelve y con el que el autor se permite entrar
directamente en confrontación y debate con su propio texto. Una interesante
propuesta, en la que el propio escritor, al tomar la voz del narrador,
reflexiona sobre su trabajo: «aprovechando mis privilegios de narrador, me río
entre bastidores». Esa situación, junto a la atmósfera que alcanza a medida que
se suceden los capítulos, es la gran aportación de Álvaro Do Carvalhal, y donde
también se puede extraer una implicación con la sociedad del momento, con ese
tiempo crepuscular que se iba cerrando, de una aristocracia calavérica que
estaba siendo engullida por la burguesía, nueva clase social que se haría
pronto con el dominio social.
El humor negro, la parodia y un cuidado lenguaje que
nos trasladan a esa literatura ejemplar del siglo XIX, conforman la ventura de
este descubrimiento, de la puesta en valor de un autor tan cercano a nuestro
país como desconocido para muchos que celebramos su aparición, así como el
valor editorial por rescatar a estas estatuas de guantes puestos, a las que ya
era hora ver despojadas de ellos.
Publicado en Diario de Pontevedra y El Progreso de Lugo 13/07/2014
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