luns, 1 de marzo de 2021

Segunda oportunidad

 

Ramonismo [58]

 'Llévame a casa’ de Jesús Carrasco es el tercer hito literario de quien vincula territorios físicos y humanos



SIEMPRE se esperan con gran interés los relatos que propone Jesús Carrasco (Olivenza, 1972) desde el seísmo que supuso su debut literario, aquel inolvidable ‘Intemperie’ que saltó al cine de la mano de Benito Zambrano como refrendo definitivo del interés que había levantado entre lectores y críticos. Aquel fue el relato fundacional de una escritura a la que se mantiene conectado desde muchos aspectos, y que no cabe duda generó en el propio autor una presión que se ha ido consumiendo a lo largo del tiempo con cada desafío que supone volver a poner en circulación textos tras la historia de aquel niño en un territorio desolado y agreste.

Su segunda novela, ‘La tierra que pisamos’, vuelve a hacer del territorio físico una burbuja en la que ubicar a un ser humano que cada vez más se impone a esa espacialidad tan protagonista de sus novelas. Los sentimientos se van ensanchando al tiempo que los aspectos geográficos se van reduciendo cada vez más alrededor de las personas. El horizonte de la naturaleza se va consumiendo en favor del horizonte humano. Y así es como podemos ya situar su recién estrenada novela, ‘Llevame a casa’, publicada en la que ha sido durante esta triple propuesta literaria su hogar, la editorial Seix Barral.

Llévame a casa’ habla de dos espacios físicos. Uno en el norte, el de ese Edimburgo que acoge a Juan, quien marcha de su país, pero también de un entorno familiar en el que no se sentía cómodo. El otro, una pequeña localidad próxima a Toledo, donde el hogar íntimo permanece varado en ese singular espacio castellano en el que su geografía es un protagonista más de un relato donde los lazos familiares configuran otro paisaje. Es el de los afectos sometidos al paso del tiempo y las tensiones en los eslabones familiares, pero también el de esa epifanía en la que la vida toma un nuevo sentido en base al amor por una madre. Es, precisamente, en ese vínculo en el que ‘Llévame a casa’ se configura como una extraordinaria lectura por cómo nos va llevando el autor desde esa desconfianza o desapego emocional del protagonista, hasta el sentir en su interior que pasar los últimos años con su madre, lejos de ser una carga, se convertirá en lo mejor para él.

Ya es una marca de la casa la contundencia del lenguaje que emplea Jesús Carrasco en sus libros. Palabras que nos agitan y conmueven al mismo tiempo. Palabras en las que brota una sinceridad que refresca unos ambientes normalmente resecos, no solo en lo geográfico, sino también en lo sentimental; palabras que, como los sillares de un muro, se van colocando para separarnos de los demás, haciendo de nuestro propio interior otro dique que se convierte en afilado cuando quienes quieren superarlo son los nuestros. Aquellos que nos dieron la vida, aquellos con los que compartimos una existencia repleta de momentos felices que se han sedimentado en el tiempo y que hemos ido dejando atrás mientras se imponían egoísmos y situaciones del devenir en la realidad de cada uno que se convierten en encajes complicados con las vidas de los que tenemos más próximos.

Llévame a casa’ se convierte en una carta de navegación para cada uno de nosotros. Lectores que tenemos en nuestras familias singulares ecosistemas pero a los que no solemos dedicar demasiada atención a su cuidado, hasta que ya es demasiado tarde, dejándonos hundir por la tormenta. Hasta que el sobresalto nos despierta del letargo, en definitiva, hasta que tomamos consciencia de quienes somos realmente y lo que nos singulariza como personas, que no es más que una raíz, el formar parte de un engranaje.

La muerte del padre de Juan lo devuelve de manera abrupta a ese paisaje humano, al tiempo que lo coloca ante situaciones, amistades, objetos y caricias que sacuden una responsabilidad que había sido desterrada en las lluviosas tierras del norte. Esa recuperación de lo más humano que llevamos dentro, como es el nexo materno, se convierte en el lector en estremecimiento, en la conquista de una segunda oportunidad.

 

Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 27/02/2021


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