[Ramonismo 149]
El nuevo disco de Iván Ferreiro ejerce de acto de resistencia ante un mundo cada vez más incómodo para el ser humano
IVÁN Ferreiro llevaba siete años sin presentarnos un nuevo disco de música propia y eso, como todo en la vida, tiene una parte buena y otra mala. La mala es que nos dejó sin nuevos temas durante demasiado tiempo, aunque siempre tenemos sus trincheras de otros tiempos para guarecernos en ellas y resistir; y la buena es que el tiempo le sienta muy bien a toda disciplina artística, porque ese tiempo permite pensar, reflexionar, tener tiempos muertos, despejar la mente, distraerse de ciertas cuestiones y convertir ese Atlántico que observa desde su casa de Nigrán en un bálsamo capaz de engrasar, como pocas cuestiones, la capacidad creativa de un músico poco dado a acomodarse en conquistas por las que otros muchos transitan.
En esa buena noticia estamos porque esta ‘Trinchera pop’ que ayer mismo se presentó en Compostela en un concierto tras varios días de promoción en los medios, es una de esas bendiciones con que la cultura nos regala cada cierto tiempo. ¡Alabados siete años! Y es que estamos ante un disco que, en primer lugar, y como gran firmeza, parte de una revisión íntima del artista frente a su entorno y frente a sí mismo. Uno de esos ejercicios de sinceridad que tan bien le sientan a todo autor, pero que no son fáciles de llevar a cabo por lo que supone de enfrentarse a uno mismo.
No han debido ser pocas las horas que Iván Ferreiro ha pasado ante ese horizonte preguntándose dónde estamos y donde estoy yo, dándose cuenta de que este mundo es cada vez un lugar más extraño y más incómodo para las personas, más aún, para aquellas que intentan comprender, analizar y posteriormente hacer de ese entorno germen para sus creaciones. Así es como nos encontramos este puñado de canciones, diez muestras de rebeldía de quien quiere sacudir ese océano para que nos despierte del sopor en que parece que cada vez nos instalamos de manera más cómoda. Diez canciones para ser fuertes, diez canciones para no rendirnos, para resistir y, sobre todo, diez de esas ‘Canciones para no escapar’, como se titula la soberbia canción de arranque del disco en la que uno se refugiaría no siete, sino veinte o treinta años, en ese reclamo cómplice del artista que nos presenta su lugar de creación como una trinchera desde la que hacerse fuerte, desde la que establecer la distancia necesaria con la sociedad para no caer en lo traumático y donde generar un espacio de libertad en el que, a su propio acto creativo, le suma un sinfín de productos culturales que son los que generan esa simbiosis entre belleza, elemento siempre irrenunciable, y la capacidad para activar el pensamiento y el compromiso.
Ese compromiso es el que emerge en la siguiente canción, ‘La humanidad y la tierra’, puro estremecimiento para la generación que acabamos de superar los cincuenta años de vida por esa atmósfera inicial que te adentra en las propuestas ecologistas de Félix Rodríguez de la Fuente quien, como un demiurgo, nos hablaba hace décadas del medio ambiente y de la necesidad de su preservación. Y aquí estamos ahora, con un mundo contra las cuerdas, con una naturaleza extenuada, con el interior de esos peces atlánticos atestado de plásticos y enarbolando la bandera de la suciedad como la que unifica a todo este planeta. Continúa el arranque del disco con otras dos canciones alucinantes, ‘Dejar Madrid’ y ‘En el alambre’, dos de esos conmovedores recorridos íntimos por geografías, heridas y equilibrios que cuando se rompen pueden hacer de ti mil pedazos. Y es que de nuevo Ivan Ferreiro, junto a su hermano Amaro, convierte esas letras en auténticos relatos existenciales, en un cúmulo de vivencias que te llevan a aproximarse a todo lo que sucede en sus canciones de una manera muy especial, y todo ello sin dejar de experimentar, de probar nuevos sonidos electrónicos que surgen de esos teclados con los que habitualmente se rodea Iván Ferreiro, convertidos en la última trinchera: «Puede que mi casa sea una trinchera pop», nos dice en su disco, y desde esa trinchera es desde la que nos habla un Iván Ferreiro que observa este mundo cada vez más extraño para el ser humano, insoportable en su faceta política, económica y muchas veces hasta social, encontrando un aliviadero a esas tensiones en diferentes ámbitos de la cultura a la espera, como no, de esa belleza terapéutica. ‘Gran columpio’, ‘Pinball’, ‘Los puntos de Lagrange’, ‘Miss Saigon’, La gran belleza y la juventud’ y un remate épico, ‘En las trincheras de la cultura pop’, completan este disco resistente, ignífugo ante la masiva combustión de lo que somos, y que, finalmente, sólo confía en la necesidad.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 25/03/2023
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