"Tú también, Bruto!", exclamó Julio César mientras sentía como la daga que éste portaba se hendía en su carne consumando la traición. Y todo ello en las escaleras del Senado Romano, bajo la mirada de sus rivales y ante el pueblo, consumando así una venganza tan fría como cruel. El último pleno municipal volvió a poner de manifiesto cómo dos mil años no son nada y eso de la venganza y la traición todavía funciona como espectáculo público. No dudaron cinco de los compañeros de Jacobo Moreira en hundir los puñales en su cuerpo, cobrándose así cuentas que van más allá de unos cuantos denarios, ya que a muchos de ellos la asignación por la que se discutía no les va a sacar de pobres. Está claro que los restos del naufragio del Telmo Party no están conformes con su líder. Los más veteranos no admiten que un hombre joven imponga su criterio y marque un camino propio, apoyado desde Compostela, y asomando su candidatura a las próximas elecciones locales, lo que sería la despedida de muchos de ellos de la silla municipal. La desautorización pública que Moreira realizó de las palabras de José Manuel Guillán sobre la posición del partido ante el simulado cobro de la paga de Navidad activó la traición. Que apareciese el gélido acero solo era ya cuestión de tiempo y de escenario. ¡Cuídate de los idus de septiembre!
Publicado en Diario de Pontevedra 29/09/2012
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