Ovnis sobrevolando unas escenas delirantes o la sensación de estar ante
uno de aquellos cuadros que nuestras madres y abuelas colgaban en nuestros
salones como exhibición de sus habilidades con el punto de cruz son las dos
primeras impresiones que nos asaltan al entrar en la pontevedresa galería About
Art en la calle Pasantería, para enfrentarnos a la obra de Paulova. Una
singular forma de entender el hecho pictórico sustentado en una crítica
demoledora a un tiempo pasado para lo que solo hacen falta dos armas: el humor
y la pincelada.
¿Quién no tiene en mente ese gran cuadro que cuelga todavía de muchas
paredes de nuestras casas y que ya es parte de la propia familia? Paisajes,
animales, cuadros emblemáticos de la historia del arte... todos ellos fueron
durante décadas carne de cañón para calmar las ansias creativas de nuestras
progenitoras. Y es que el punto de cruz ha sido el gran entretenimiento del ama
de casa en una sociedad gris y donde eran pocas las posibilidades de evasión de
la mujer. Efectivamente nos referimos a aquel eufemismo conocido como ‘sus
labores’.
Otra mujer, esta de nuestro tiempo, formada en la Facultade de Belas
Artes, que responde al nombre de Paulova ha tenido la agudeza suficiente como
para hacer de esa visión un motivo de reflexión para su pintura, sirviéndose de
esa percepción caduca y reflejo de un tiempo con numerosas connotaciones para
nuestra sociedad y para dotar de contenido a su discurso.
‘Un discurso que se define como ‘Labores marcianas’ donde ese tipo de
escenas, sin ningún tipo de interés, aparecen aquí invadidas por unos elementos
tan extraños como lo puedan ser un grupo de platillos volantes, ¿pero es qué
acaso esos ovnis son diferentes a tener una pareja de flamencos en la pared de
tu salón? Evidentemente no. Tenemos, por lo tanto, unas imágenes absolutamente
desconcertantes, carentes de cualquier sentido en cuanto a lo meramente visual,
pero que bajo esa simulación del punto de cruz a través de la pincelada, esconde
una carga irónica sin la que no se
pueden entender todas estas estampas que podemos ver en la galería About Art.
En esta ocasión Paulova extrae del cuadro esos elementos voladores y los sitúa
fuera del marco para sugestionar al espectador realizando una especie de
instalación que ahonda en el sentido lúdico de su pintura y su proyecto,
convirtiéndose ese sentido en la pasarela necesaria para poder acercarse a la
revisión de aquel tiempo y todo lo que hay detrás de algo tan trivial como lo
pueda ser el punto de cruz. Este es el gran mérito de esta joven creadora
haberse fijado en algo tan cotidiano, en un elemento incluso desprestigiado
para encauzarlo hacia otra dirección, para desde el arte proponer una relectura
de aquel tiempo desde la visión de la pintura de hoy en día, es decir, desde
una mirada actual y comprometida con un discurso que no elude mirar hacia el
pasado, sino que se vale de él para generar un nuevo debate desde la imagen. Y
si eso responde a lo que se cuenta, el cómo se cuenta es el otro gran vértice
de su trabajo, el realizar una pintura mimetizada en el punto de cruz que juega
al despiste y a engañar a un espectador que, ante su visión, no duda en pensar
que se encuentra ante una pieza como las que tantas veces, día tras día ha visto,
como una condena, colgado de la pared principal de su salón.
A la vista de lo expuesto es muy interesante visitar este grupo de piezas
realizado por una mujer a la que habrá que seguir muy de cerca para continuar
conociendo sus lúdicas propuestas.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra. 23/09/2012
Fotografía Guille López
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