Encerrado en un libro/I
Preguntar. Un verbo. Una acción. Un
hálito de vida para el que se dice periodista, para aquel que construya desde
esa profesión un edificio en el que vivir y desde el que asomarse, desde sus
diversas ventanas, hacia el exterior que le rodea para vislumbrar respuestas e
intentar entender los infinitos horizontes que ante el ser humano se
abren. Juan Cruz (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1948) ha hecho de esa edificación una casa con numerosas
ventanas. Oquedades que se presentan de manera asombrosa, tanto por su
profusión como por el interés que surge de la lectura que se crea en cada una
de ellas. Noticias, reportajes, opiniones, obituarios, comentarios literarios
y, como no, entrevistas.
Comenzamos así una serie de verano para
descubrir a personajes que recientemente se han visto encerrados en un libro.
Fosilizados para ser manejados por los lectores y ocupar con ellos su tiempo de
lectura. A través de esas páginas, sus obras, pensamientos o acciones, nos
descubrirán como un libro puede convertirse en uno de los mejores contenedores
para abarcar al ser humano, para explicarlo y mostrarlo tal y como es.
Deben ser bien pocos los escritores de
relativa relevancia que no se han colocado ante la mirada escrutadora de Juan
Cruz, una mirada conformada desde una pasión, la de los libros, pero sobre
todo, por una pasión a partir de la que es capaz de contagiar a quienes
seguimos sus comentarios o sus recomendaciones. Habrá algún purista, siempre tan
necesarios como ornamento y especie exótica, como innecesarios en su
argumentario, que entiendan que un crítico literario debe responder a otras
inquietudes, que la fusta debe estar siempre erguida para destruir páginas y
arruinar carreras, pero a mí me interesa más la persona que es capaz de
transmitir las pasiones que, desde su palabra, su escritura o su mirada, te
contagian para, tan solo unas horas después, o incluso unos minutos, lanzarte a
una librería o a una biblioteca para conseguir un ejemplar de ese libro del que
se ha hecho algún comentario. «Las librerías están abiertas», exclama una y
otra vez nuestro protagonista, una invitación a la lectura pero también un
salvoconducto de mejora humana repleto de enseñanzas y bondades.
Juan Cruz, autor de tantos libros, ahora
se ha visto encerrado en uno de ellos de título clarificador, ‘Toda la vida preguntando’, que la
recién nacida editorial Círculo de Tiza
ha puesto en circulación como un compendio de parte de lo que significa la
figura de Juan Cruz en el paisaje cultural español. Casi un archipiélago en sí
mismo dotado de actividad sísmica. Las entrevistas, que se van sucediendo
página tras página, además de suponer una inagotable fuente de envidia para el
lector, al comprobar como un único ser humano ha podido compartir horas y horas
de conversación con autores como Pablo
Neruda, Juan Carlos Onetti, Gabriel García Márquez, Umberto Eco, Antonio Muñoz Molina, Elena
Poniatowska, María Zambrano, Juan Rulfo, Miguel Delibes, J.K. Rowling,
Mario Vargas Llosa... y así todo un
deslumbrante desfilar de nombres; pero también por cómo se puede ser capaz,
desde este género, de definir los itinerarios vitales de esos autores, y no
solo eso, sino de hacer asomar el paisaje de los diversos tiempos en que fueron
hechas y publicadas esas entrevistas que aquí se inician con Julio Caro Baroja en 1968 y concluyen
con la última entrevista al Nobel Günter
Grass, realizada este mismo año. De la mano de Juan Cruz recorremos más de
cuarenta años de encuentros, de tira y afloja entre entrevistado y
entrevistador. Largas charlas que dejan el regusto de lo literario porque ellas
mismas son literatura.
«Cuando por fin teníamos las respuestas
nos cambiaron las preguntas», cita Juan Cruz ante el gran George Bataille rememorando una pintada con la que se encontró en Ecuador. Aquí preguntas y respuestas no
se cambian, permanecen inmutables desde el día en el que salieron publicadas
como parte de una prensa efímera, pero que ahora se fijan en un libro como
declamación de lo importante que es que esa prensa defienda en su territorio la
presencia de la cultura y el pensamiento como permanente construcción de
nosotros mismos, y para eso nos hacen faltan respuestas, pero también
preguntas.
Publicado en Diario de Pontevedra 4/07/2015
Ningún comentario:
Publicar un comentario