[Ramonismo 57]
Una fotografía familiar activa en Paco Roca un lúcido relato que va de lo íntimo al retrato de la España de posguerra
HAY CERTEZAS cada vez más firmes en el universo de la cultura. Una de ellas es la seguridad en la calidad y lo sorprendente en cada uno de los trabajos que Paco Roca (Valencia, 1969) nos propone dentro de un discurso general de compromiso con el ser humano.
La más reciente de estas confirmaciones viene de su última obra, ‘Regreso al Edén’ (Editorial Astiberri). Un prodigioso trabajo en el que Paco Roca parte de lo más personal, el retrato de su familia procedente de una antigua fotografía, para aproximarnos a la España de posguerra.
Surge así una novela gráfica llena de momentos espléndidos en la que no sólo lo que se cuenta sino, sobre todo, cómo se cuenta, hacen de este ‘Regreso al Edén’ un deslumbrante ejercicio creativo. Parte Paco Roca de la oscuridad de un lugar donde tanto el hombre como la fotografía tienen su origen. Un punto de luz nos conduce a ese misterio que es la vida, pero también a una disciplina como la fotografía, capaz de congelar sobre una superficie un fragmento del pasado, con todo lo que eso supone de mantener activa la memoria, de conservar afectos y calibrar sentimientos personales.
Esa fotografía, aparentemente azarosa, que capta un momento de felicidad en una playa, se convierte en el punto de ignición de toda una historia familiar que, como la de tantas durante la posguerra, tuvo que sortear miserias y actitudes que, desde nuestros felices días, semejan ciencia ficción. Pero están ahí, y son, queramos o no, parte de nosotros, en mayor o menor medida, de ahí que ‘Regreso al Edén’ se convierta en una pertinente revisión de aquel tiempo al que nunca está de más volver para saber realmente lo que tuvieron que pasar los que nos antecedieron. Así es como nos encontramos con los desvelos de una familia de clase media, franja social que caracterizó la población durante el franquismo, bajo el peso de la Iglesia, la escasez de alimentos, el modo de establecer las relaciones entre hombres y mujeres y cómo éstas se integraban en las familias, en definitiva, un ámbito de vida, en el que una fotografía de un momento feliz, donde todo parecía suspendido en el aire, podía convertirse en un tesoro, en una ventana a la que asomarse para recuperar un edén familiar desde el que activar la memoria de cada uno de sus protagonistas.
Para Paco Roca no es este un tema nuevo. ‘El ángel de la retirada’, ‘Los surcos del azar’ o ‘La casa’, indagan en esa memoria en la que situar su mirada y la capacidad para traer a nuestro presente situaciones de un pasado que, desde la novela gráfica, ofrecen un campo de análisis y conocimiento muy apropiado y que muestran el compromiso de uno de nuestros activos culturales más importantes, con reconocimientos como el Premio Nacional del Cómic, el internacional Eisner o numerosos reconocimientos en diferentes Salones del Cómic. Premios que refuerzan una manera de enfrentarse a la ilustración capaz de hibridar la viñeta más clásica, en este caso con una gran importancia del dibujo, con nuevas opciones narrativas, con propuestas artísticas de una enorme creatividad y fuerza que impactan al lector, haciendo de cada página una experimentación, no sólo visual sino también conceptual. Algo que se completa con el cuidado y mimo a la hora de la edición, en esta ocasión con un formato horizontal, que nos recuerda también a aquellas publicaciones del propio tiempo en el que se centra la historia.
Aquí son muchas las páginas en las que acontece esa sorpresa en la que se es capaz de mezclar una historia personal, sumamente íntima, una épica cotidiana, con la historia de un país, con el conocimiento y explicación de ciertas situaciones sociales que se daban en aquella España gris de posguerra, en la que las relaciones de las personas se veían siempre sometidas y actuando en función de los cánones ideológicos del Régimen. Todo ello brota de aquello que hoy nos puede parecer más simple, una fotografía, pero que en tiempos de escasez era una especie de cofre en el que guardar no sólo imágenes, sino sentimientos o, como logra Paco Roca, la fotografía de la memoria de un país.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 20/02/2021
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