Una de las frases que preludian lo que
acontece en el interior de este cómic aparece firmada por Pablo Picasso: «Los
buenos artistas copian, los grandes roban». ¿Brillante, verdad?
Pues a la altura de esa frase se coloca
Kiko Da Silva con este cómic ‘El infierno del dibujante’ que logró el Premio
Castelao y que, tras casi un año de esa designación, increíblemente todavía no
ha sido editado en la lengua en la que fue concebido. Así que, como el propio
protagonista del relato, el autor debe buscar la salida a su trabajo y de ahí
esta edición repleta de bondades en su atractivo diseño que se lo va a poner muy
complicado para cuando salga la versión en gallego.
Unas líneas más arriba calificaba al
cómic como brillante y ese fulgor surge en primer lugar de una idea fantástica,
como es el relato de la vida de un dibujante al que siempre se le adelanta
alguien a la hora de entregar unos trabajos que el futuro, y no precisamente el
suyo, se encargará de encumbrar como auténticos éxitos del cómic. A partir de
ahí Kiko Da Silva se convierte en un camaleón que nos lleva por territorios del
cómic que todos conocemos pero que reinterpreta y acerca a su percepción del
humor. Un homenaje a tantas y tantas páginas con las que habrá crecido este
hombre que ha hecho del cómic y los cómics una patria que habitar.
Esa idea no se estancará en esa única
situación sino que irá evolucionando por unos caminos que yo no les contaré,
para ello compren el cómic que les aseguro que no les defraudará porque muchas
de esas patrias también son nuestras. Historietas que a muchos nos han
acompañado desde nuestra infancia y que vemos recuperadas como parte del
ingenio de Kiko Da Silva. A partir de ahí también se hace una reflexión de
mayor calado sobre el acto de la creación, sobre la inspiración como una
bandera que uno nunca sabe cuando es el primero en izar y a donde llevarla para
hacerla ondear. También sobre el agotamiento del autor cuando, pese a saber y
darse él mismo cuenta, de sus capacidades y de que tiene entre las manos algo
importante, el destino, o quién sabe qué, hace que todo se tuerza. La
desesperación y el abandono. Pero siempre tiene que haber una nueva
oportunidad, una salida para el talento que hace que el paso del tiempo solo
sea una reflexión para mejorar.
Y Kiko Da Silva mejora con cada
trabajo, aquí además de esa idea tan sorprendente como magnética nos
encontramos una destreza con el dibujo y la ilustración que, en base a ese
argumento, le permite una diversidad de estilos que es muy difícil ver en
cualquier otro ilustrador. Con ‘El infierno del dibujante’ nos encontramos un
cómic repleto de posibilidades que abre infinidad de vías para aproximarnos a
su contenido. Una riqueza que nos pone ante un gran artista, aunque para ello
se tenga que robar, tal y como decía Picasso. Como dice Kiko Da Silva.
Publicado en Diario de Pontevedra y El Progreso de Lugo 10/05/2015
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