[Ramonismo 40]
Dulce Maria
Cardoso nos ofrece a través de dos títulos su prodigiosa manera de narrar la
cotidianeidad de nuestra vida
Hacer
de la vida un itinerario literario parece ser el sustento en las últimas obras
de la portuguesa Dulce Maria Cardoso (Trás-os-Montes, 1964) que llega a
nosotros a través de dos títulos editados por Seix Barral y La Umbría y la
Solana, respectivamente. En el caso de la primera, la novela ‘La vida normal’,
y en la segunda, en la editorial especializada en literatura lusa, la colección
de cuentos ‘Todo son historias de amor’. Una coincidencia que no es tal ya que
si algo percibimos de manera más intensa en la escritura de esta autora es su
interés por convertir todo aquello que nos es más próximo, desde las relaciones
familiares, a las sentimentales o las sociales, en germen para sus historias,
consiguiendo así una complicidad con el lector que rápidamente empatiza con
unos textos escritos de manera clara, sin extraños rodeos ni complicaciones que
confundan o distraigan a ese lector demasiado mareado en los últimos tiempos
por pretenciosas apuestas literarias.
Con
traducción de Rosa Martínez-Alfaro, ‘La vida normal’ es un intenso relato sobre
la vida de una mujer, una mujer que no destaca por nada, una mujer como tantas
que nos encontramos en nuestras familias y entorno social, pero a la que el
desgaste producido por el paso de los años le hace plantearse su posición en
ese momento de su vida. El desencadenante que motiva esta reflexión y un
drástico cambio de actitud es la enfermedad de alzhéimer de su abuela, una
progresiva pérdida de memoria y destrezas que, además de obligar a mirar hacia
su propio pasado familiar convierte a Eliete, la protagonista, en una mujer que
quiere poner en valor el tiempo futuro. La relación con su pareja, con sus
hijas y la irrupción de las tecnologías de la comunicación, como Tinder, que la
llevan a encontrar deseos cumplidos más allá de las frustraciones que parten
del hogar, originan un texto de una enorme humanidad, lleno de dudas y de preguntas
que nos sitúan ante una mujer y su manera de observar un mundo tan cambiante,
al tiempo que siente que nadie le presta la atención necesaria y merecida, a
excepción de una persona que, al final del libro, deja una ventana abierta a un
futuro pendiente todavía de ser escrito.
Dulce
Maria Cardoso es una de las voces literarias más firmes del país vecino, su
infancia angoleña y su estancia en Portugal desde 1975 crea una de esas dobles
miradas habituales en los autores de ese país hacia el Portugal europeo y el
que emana de las antiguas colonias. Desde su primera novela, publicada en 2002,
‘Campo de sangre’, y ya premiada con el ‘Acontece de Romance’, su obra se ha
convertido en toda una referencia mundial, traduciéndose a numerosas lenguas.
‘Mis sentimientos’ (2005), Premio Europeo de Literatura o ‘El retorno’ (2011),
Premio Especial de la Crítica en Portugal, son algunos de sus libros más
importantes. En 2012 recibió de Francia la condecoración de Caballera de la
Orden de las Artes y las Letras.
En
‘Todo son historias de amor’, con traducción de Pedro Rapoula y Jerónimo
Pizarro, se reúnen varios de sus cuentos, entre ellos el titulado ‘Los ángeles
por dentro’, que formó parte en 2012 de una antología de los mejores cuentos
escritos en Europa. Es cierto que leer ese relato nos sitúa ante las
capacidades narrativas de Dulce Maria Cardoso, mostrándonos una escritura llena
de matices, con desfiladeros poéticos en donde las palabras se dotan de una
intensidad que condensa sensaciones y hace de la brevedad del relato una
esencia literaria de la autora. No quedan, por lo tanto, dudas sobre su
destreza narrativa, pero el resto de los relatos que lo acompañan, hasta un
total de dieciocho, son también un muestrario de esa manera de traducir la
realidad, de convertir lo que nos puede pasar desapercibido, al formar parte de
nuestra cotidianeidad, pero que la autora sabe colocar en una posición que
merezca nuestra reflexión y que se genere en nosotros esas dudas que tanto
enriquecen nuestra vida y que sólo el arte puede originar. Como ocurre con
Eliete en su novela, también aquí nosotros miramos a los ojos de la vida,
hacemos de las caricias, los silencios, el tiempo, las palabras o las risas,
ingredientes de una realidad que no siempre entendemos o no llegamos a ella en el
momento justo para su comprensión. Dulce Maria Cardoso consigue que esa
posición frontal ante la realidad necesite de nuestra implicación para
construir esa realidad propia que se mueve alrededor del relato propuesto.
Tanto
con ese libro de relatos como con ‘La vida normal’ el ser humano es el centro
sobre el que pivota todo lo demás, el catalizador de nuestros sentimientos que
fluyen entre las líneas escritas y que en el caso de la novela convierte a
Eliete en una mujer entre tres tiempos, tres generaciones en un país que, como
sus habitantes, ha sufrido un electrizante proceso de transformación en las
últimas décadas y que sutilmente se muestran a través de los protagonistas de
libro. Tres generaciones de una mujer que dan sentido a una novela escrita en
una profunda y reivindicativa clave femenina. Una manera de mirar el mundo
desterrada durante mucho tiempo de los ambientes literarios pero que ahora
necesitamos para entender lo que es una vida normal.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 17/10/2020
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