[Ramonismo 158]
Alba Carballal retrata un tiempo y una sociedad en su nueva novela con un emocionante anclaje gallego
No se corta un pelo la lucense Alba Carballal en esta su segunda novela, ‘Bailaréis sobre mi tumba’, editada por Seix Barral, a la hora de reflejar un momento muy determinado de nuestra sociedad. Y hace muy bien, porque la escritura, y más, tal y como se ella misma se define a lo largo de toda la novela, siendo una «narradora moderna», obliga a la escritora a un permanente desafío, a tensar ciertas maneras de expresar una realidad que, en el caso de Alba Carballal, tiene como eje central una Galicia zarandeada cada cierto tiempo por los desastres ecológicos que llegan del mar y golpean nuestra identidad, dejando a la deriva muchas vidas y empastando con el viscoso chapapote nuestros movimientos.
Algunas de esas vidas
son las que motivan a la autora a plantear un seguimiento sobre
ellas, haciendo que nos asomemos a varias existencias que surgen en
un pueblo costero de las Rías Altas y a las que las llegadas de
sucesivos petroleros con una brecha en su casco parecen contagiarles
esa herida que se manifiesta en unas vidas que, a través de
diferentes itinerarios existenciales, tendrán siempre una brújula
apuntando al norte en ese lugar de origen. Es en ese ecosistema en el
que Alba Carballal maneja una forma de comunicar brillante, sabedora
de que eso que se podía definir como idiosincrasia del pueblo
gallego puede actuar más que como un marco para los protagonistas
como una identidad más, como una afloración colectiva de lo que
somos y que nos define en gran medida, incluso más allá de los
propios ámbitos rurales.
Es por ello que el valiente empleo del
gallego, más allá de simples guiños irónicos o humorísticos,
sino como parte de ese reflejo colectivo, de un alma imposible de
despegar de lo que supone una forma de hablar (con pasajes
traducidos, no por estar en gallego, sino por la concreción e
innumerables matices y significados de nuestra forma de hablar,
incluso en castellano), dotan a la narración de una verdad
emocionante, convirtiendo cada latido en una especie de bocanada de
aire de todo un contexto que a lo largo de los últimos años se ha
visto también muy condicionado y casi asfixiado por toda una serie
de políticas de diseño que poco o nada han atendido a la identidad
de los diferentes espacios geográficos de Galicia.
Alba Carballal no se detiene ahí y a través de esas identidades protagonistas compone todo un inteligente y vibrante panorama de un tiempo y una sociedad que se ha modificado de manera vertiginosa en los últimos tiempos, donde el licor café convive con la cocaína y la música de Siniestro Total con la música techno de la ruta del bacalao. El libro, además, está lleno de interpelaciones al lector, confeccionando un diálogo permanente entre la «narradora moderna» que reflexiona sobre la manera de plantear el armazón de la novela, adentrándonos al mismo tiempo en ese devenir lleno de cruces y direcciones que tomar a medida que se pasan las hojas de un calendario que sustituye meses por los nombres de Andros Patria, Mar Egeo o Prestige.
Eso, junto a elementos marca de la autora y que ya habíamos valorado en su anterior y también muy recomendable novela, ‘Tres maneras de inducir un coma’, como el descaro, la acidez sobre nuestro contexto social y una sugerente manera de contar historias, hacen de esta road movie galaica siempre con un ojo en el mar, un libro lleno de matices y de hilos (no de plastilina, por supuesto) de los que tirar para entender, o por los menos reflexionar, sobre elementos como una sociedad matriarcal, los roles masculinos, el ecologismo, la llegada de la modernidad desterrando la longa noite de pedra y todo ello dentro de una atmósfera en la que la música se convierte en una especie de marea que sube y baja, y donde en cada uno de sus capítulos las letras de una canción propia de aquel periodo nos dejan una pista sobre su contenido, pero sobre todo propician una emoción colectiva.
Y en ese amplio contexto un puñado de vidas que luchan por salir adelante, por dominar miedos y superar los raspones que toda vida supone y que son más profundos cuando se dan entre pieles próximas, entres lazos familiares o amistades que no pocas veces quedan a la deriva, como esos visitantes inoportunos y que hacen que nos preguntemos: «¿cuántos naufragios caben en una vida?»
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 3/06/2023
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