Si volvemos la mirada hacia un pasado no muy lejano e intentamos comparar nuestro deporte local de antes con el actual, poco o nada tienen que ver. Durante años y años las dudas sobre el deporte, y sobre todo, en relación al apoyo ofrecido desde la Casa Consistorial , eran más que evidentes. A la preocupante falta de instalaciones (aspecto en el que todavía hoy se debe mejorar mucho), había que añadirle un claro desapego de la clase política hacia todo aquello que fuese deporte, entendido, las más de las veces, como una especie de hobby o entretenimiento para los ciudadanos.
Afortunadamente, el paso del tiempo ha desterrado esa percepción peyorativa de una actividad fundamental hoy en día en el desarrollo social y humano de muchas familias en una Pontevedra cada vez más volcada con esta práctica. La gestión y valoración realizada desde el ámbito político municipal han puesto en cabeza de sus valores al deporte, a partir de una atención personal y cercana a cada uno de los numerosos clubes de las más variadas disciplinas deportivas, un mimo fundamental para que estas entidades confirmen y se den cuenta de ese necesario respaldo como apoyo imprescindible para su labor, ya no solo deportiva, sino dentro de la formación del individuo. No podemos dejar de lado, precisamente en estos momentos de cambio de ciclo, nombres como los de Jaime Agulló, primer director xeral de deportes que ha tenido en su historia el Concello de Pontevedra, deportista y amante del deporte, ni el de la hasta hace unas horas concelleira de deportes, Anxos Riveiro. Su buen hacer ha quedado patente durante la dirección de este área tan complicada, y a su presencia, constante en todo acto deportivo, algo siempre de agradecer y en lo que no todos se prodigan, se le une una atención personalizada a los dirigentes de los clubes pontevedreses. Dejando en el olvido aquellas continuas protestas de entidades que se veían ninguneadas por la administración local.
Se ha dado la vuelta así a la tortilla del deporte local, aquel que atendía de manera privilegiada a los grandes clubes, a entidades profesionales y que ahora, deben compartir protagonismo con ese vergel deportivo que se ha sembrado en esta ciudad, que va desde la gimnasia acrobática hasta el tenis de mesa, pasando por la natación, la esgrima, la lucha, el rugby o el triatlón, por citar modalidades deportivas impensables hace unos pocos años en nuestra ciudad. Además de esta atención a la base, el Concello ha comprendido también la importancia de hacer del deporte fiesta e imagen de la ciudad, entendiendo así que un gran acontecimiento deportivo, como lo puede ser el próximo Campeonato de Europa de Triatlón o un final de etapa de la Vuelta Ciclista a España, se convierten en una importante fuente de ingresos para una ciudad cuyo nombre recorrerá el mundo entero a través de medios de comunicación y participantes.
Siempre queda mucho por hacer y quizás sea la de la mejora y creación de instalaciones deportivas la parte más importante que en los próximos años deberá afrontar el nuevo responsable de la materia, Agustín Fernández. Obras son amores, y aunque el ciclo económico no es el más apropiado, si que se debería plantear el impulsar una serie de actuaciones en unión de otras administraciones que, de no llevarse a cabo, limitarían el ejercicio del deporte entre los aficionados. El iniciado y perpetuamente parado Centro Lúdico de A Parda debería tener por fin el desarrollo necesario para su conclusión, al igual que la mejora de instalaciones que se muestran envejecidas y saturadas de clientes, como sucede con el gimnasio de Campolongo o la reforma integral del Pabellón Municipal de los Deportes, comprometida en el mandato recién finalizado y pendiente de su inicio.
Tres acciones puntuales que serían una buena piedra de toque para continuar visualizando el interés municipal por el deporte, y más en estos tiempos de crisis y recortes financieros, ante los que los políticos deberían pensar que invertir en deporte no es más que invertir en futuro, salud y bienestar.
Publicado en Diario de Pontevedra 24/06/2011
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