De entre los mejores recuerdos que mantengo en mi memoria sobre los años universitarios, cada mes de noviembre Cineuropa me refresca algunos de ellos. Deliciosas jornadas de cine clásico en pantalla grande: ‘La ruta del tabaco’ de John Ford, ‘El cisne negro’ de Henry King. Noches enteras sin dormir asistiendo, rodeado de amigos, a maratones cinematográficos en un atestado Teatro Principal. Allí fuimos felices y descubrimos a André Techiné, gracias a ‘Los juncos salvajes’, y a Marcelo Piñeyro, con sus ‘Caballos salvajes’, en un listado que sería interminable en títulos y emociones, compartidas a la limón entre el patio de butacas y las esperas para lograr una entrada. Ayer Cineuropa cumplió 25 años, y lo hizo como siempre, desde el cine y por el cine, una maravillosa forma de homenajear a este arte desde el rigor y el respeto. Ese mismo que se ha ido depositando en la inexpugnable memoria.
Publicado en Diario de Pontevedra 10/11/2011
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