Hasta el 28 de junio en la Galería Sargadelos las obras de Tusi Sandoval se convierten en paisajes realizados con la piel como base de trabajo y unidos, no solo a través de unas costuras, sino también de memoria y plasticidad. Solo así se puede entender un resultado tan sugerente como el que aquí se exhibe.
Color. Esa es la gran apuesta de Tusi Sandoval en su nueva muestra en Pontevedra. Una exposición donde esta artista explora de manera decidida ese nuevo territorio que ya habíamos visto anteriormente en su obra, pero que en esta ocasión se erige en el gran protagonista. Su trabajo, realizado a partir de la inserción de diferentes pieles sobre el bastidor compone, y de nuevo volvemos a esa palabra, un territorio de experimentación. Muchos de esos cuadros parecen vistas aéreas de nuestra geografía, una explosión minifundista donde lo que puede parecer una ubicación casual de cada uno de esos fragmentos se convierte en una estudiada composición de formas y colores. De pequeñas estructuras que derivan en una mayor.
Pero de nuevo el color es el que nos hechiza, el que bajo el homenaje a Kandinsky, con varias piezas en la exposición que llevan su nombre, nos seduce con ese juego de abstracciones que remiten al pintor que abrió de par en par las ventanas de la abstracción. Una abstracción lírica, recordemos, con la que también Tusi Sandoval tiene muchas deudas, y la primera de ellas quizás la pague aquí y ahora, con esta reflexión sobre el pintor ruso.
A partir de esa abstracción nuestra protagonista va a ir sugiriendo diferentes formas, como las de una flor, un pájaro o un camarero, donde se logra una movilidad en el propio cuadro que contrasta con las otras piezas de la exposición y parecen, quién sabe, intuir nuevos caminos de cara a un futuro donde todo sea menos abstracto, menos lírico.
Pero lo cierto es que a esa manera de trabajar tan singular de Tusi Sandoval le conviene mucho ese ámbito de la abstracción, ya que si por algo sus cuadros nos fascinan es por conseguir plantear territorios donde echar a volar nuestra imaginación, siendo nosotros mismos los que definamos de manera final su obra. Tanto en los pequeños tamaños, como en los de mayores dimensiones (hay dos o tres en esta muestra realmente espectaculares), Tusi Sandoval hace de este trabajo, casi de orfebrería, de años de un laboriosísimo proceso manejando diferentes tipos de pieles que deben ser tratadas convenientemente para luego ser convertidas casi en una pintura, una forma de expresión no solo única, sino con una gran capacidad de seducción. ‘Pieles’ atractivas en las que su presencia nos incita a tocar, a palpar esa sensación que solo esa superficie puede conseguir. Un tacto que además ha descubierto el color como adjetivo superlativo.
Publicado en Revista. Diario de Pontevedra 17/06/2012
Fotografía Alba Sotelo
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