DE NUEVO una noche futbolera para la historia. De nuevo un lugar para guardar bajo llave en ese cofre lleno de tesoros que es nuestra memoria. De él rescato aquella noche mágica de Querétaro en el Mundial de México 86. El partido de Butragueño ante Dinamarca en el que anotó cuatro goles. Ese Mundial también tuvo su cita con Brasil, y aquel gol fantasma de Míchel que esta noche pasada nos habremos cobrado en una de esas deudas de rabia que deja el fútbol. Aquella noche la viví junto a mi padre, entre gritos y saltos de madrugada. Él ya no pudo ver este partido, pero veintisiete años después en ese cofre habrán entrado Silvia y Sofía que, con sus seis añitos, quiso ver, mientras Irene dormía, como Casillas frenaba a Neymar o Xavi e Iniesta le enseñaban el fútbol samba a los brasileños, y allí, en otra noche futbolera volveré a estar yo, abriendo y cerrando cofres, celebrando la vida.
Entre Dous. Diario de Pontevedra. 1/07/2013
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