«No podía negarme al pedírmelo mi hermano Eduardo». Y es que los Hermanos
Lozano son un germen de complicidades con Pontevedra y entre ellos y su casi
leyenda en la ‘última perla taurina de Galicia’, como escribió hace un par de
jornadas Zabala de la Serna
en El Mundo. Allí hablaba del verso suelto de la familia. Y el verso suelto es
Manuel Lozano quien ayer compuso la figura ante un auditorio deseoso de
encontrarse con el sinfín de anécdotas que, desde los años cuarenta, han ido
trufando la vida de este hombre que fue veterinario, novillero, matador de
toros, empresario y apoderado.... y hasta estudiante de cine.
Todo este bagaje fue el que desplegó ayer con el compás sobre el piso, de
pie, alejado de un estrado al que no está muy acostumbrado este «chico de
pueblo que quiso ser torero». Y así fue como la poesía se impuso a la
geometría.
Todo empezó con aquel mozo, aficionado primero, empresario después, y
apoderado más tarde. Tres estadíos inherentes al mundo del toreo que nace, como
Ignacio Sánchez Mejías toreando desnudo bajo la luna. Es la ilusión del joven,
del chaval que en 1945 hizo 140 kilómetros a lomos de una mula para ver
torear a Ortega, Parrita y Manolete. Quizás ya todo lo que vino después
sobraba. Aquello fue el esfuerzo y la felicidad, la pasión y el sueño.
Y se hizo novillero y gano sus pesetas, nada que ver con los novilleros
de hoy. «si son apoderados de un novillero lo mejor que pueden hacer por él es
decirle que lo deje». «Los novilleros no llevan gente a las plazas, porque no
se les conoce, no salen en la
Televisión y si no se les promociona la gente no los conoce y
el empresario no los contrata». Hoy todo es fútbol y trabas económicas, y eso
que «el Estado ha llegado a ingresar más a través de Hacienda por los toros que
por el fútbol», afirmó Lozano.
Dejemos el dinero y volvamos a la poesía. Poesía contra geometría. Por
que hay toreros que usan la geometría en sus pases y otros que son inspiración.
Alma y sentimiento que se imponen siempre a la geometría. «Hay toreros que tienen
pellizco», eso que otros llaman duende, los Curro Romero, Rafael de Paula o
Morante de la Puebla.
Ayer , Manuel Lozano, también tuvo pellizco.
Publicado en Diario de Pontevedra 2/08/2014
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