Encerrado en un libro V
Sombrero hongo, bigotillo recortado,
bastón fino, traje ancho y polvoriento y unas viejas botas. Es evidente,
hablamos de Charles Chaplin, pero,
¿quién es ese apuesto joven que se sienta junta a él en esta fotografía? A buen
seguro muchos de ustedes lo desconocerán, su nombre, Edgar Neville (1899-1967), uno de esos personajes que la cicatera
historia de este país se ha dedicado a orillar, primero por unos, y luego por
otros, porque este país se mueve así, por lo de los unos y lo de los otros. Los
que pensaron que Neville, por desarrollar su labor en el cine que le tocó vivir
en los tiempos de Franco, era un
adscrito al Régimen y a ese cine que tan frívolamente se calificó como de
exaltación a base de recreaciones históricas y folclorismos varios y los que
desde dentro del Régimen consideraron que sus excesos vitales, los constantes
enfrentamientos con la censura y mucho de lo que pasaba en sus películas, obras
de teatro y novelas, no casaba bien con sus postulados patrióticos. Así las
cosas entre unos y otros Neville se fue considerando un outsider, quizás el
primer cineasta de autor del cine español, y el que junto con Luis Buñuel, Luis García Berlanga y de manera reciente Pedro Almodóvar han creado una trayectoria más singular y poderosa
dentro de la cinematografía española. Esto lo digo yo, no lo dice ningún libro
de cine, porque en esto ya sabe que cada uno tiene sus filias y sus fobias y
sus querencias.
Una de las mías es la obra
cinematográfica de Edgar Neville a la que llegué de manera inocente en una
mañana de martes de un día inolvidable en la que en la asignatura de Historia del Cine Español, nuestro
profesor, el catedrático de cine, Ángel
Luis Hueso, tuvo a bien proyectar en clase uno de sus títulos más
conocidos, ‘La vida en un hilo’
(1945). Sí, el mismo título que tiene este comentario periodístico, ya lo saben
ustedes, secreto desvelado tras muchos años de preguntas de por qué se llama
así. Retomo el hilo, ya que el día anterior, otro de esos milagros que de vez
en cuando asoman por nuestra televisión, el programa de José Luis Garci, ¡Qué grande
es el cine! emitió una película de un director norteamericano autor de
comedias de las llamadas sofisticadas: ambientes elegantes, brillantes
diálogos, excelente trabajo de actores y un inteligente guión lleno de giros,
‘Al servicio de las damas’
(1936) de Gregory La Cava.
Tras ver esta
fantástica película, de un director también injustamente olvidado en aquel Hollywood
irrepetible y tras compararla con ‘La vida en un hilo’, lo cierto es que no
había tantas diferencias, algo sorprendente tras oír machaconamente el
prejuicioso estribillo sobre el cine español de los años cuarenta. Ahí se
despertó en mí una curiosidad que, con el conocimiento y el tiempo, se
convirtió en admiración por una trayectoria llena de puntos álgidos con obras
como ‘La señorita de Trevélez’, ‘La torre de los siete jorobados’, ‘Domingo de carnaval’, ‘El crimen de la calle de bordadores’, ‘Nada’, ‘El último caballo’, ‘El
baile’ o ‘Mi calle’. En todas
esas películas hay una filiación con el universo de Hollywood, tanto en los
métodos de trabajo como en la importancia del guión o en la narración, un
espacio que el director conoció tras varias estancias allí, en las que merced a
su carácter, rápidamente estableció afinidades con los más importantes nombre
del star system como Charles Chaplin, Douglas
Fairbanks o Mary Pickford entre
otros y que supo adaptar al universo social y visual español.
La vida de Edgar Neville daría para una
película por su cosmopolitismo, miembro del cuerpo diplomático, escritor,
jugador internacional de hockey sobre hielo, apasionado de la buena vida, amigo
de personajes como Lorca, Ortega y Gasset o Ramón Gómez de la Serna ,
espíritus incorporados a su obra... y así seguiríamos hasta formar un cóctel
apasionante. Pues a esa pasión nos conduce de manera magistral el autor de este
libro ‘Edgar Neville. Duende y misterio
de un cineasta español’, Christian
Franco Torre, quien de manera no sólo didáctica sino brillantemente
estructurada, escrita y repleta de datos e información nos transporta en un
viaje surgido de una tesis doctoral pero que desde ya es un manual
imprescindible para los amantes del cine, los que conocían y los que no a Edgar
Neville, quien, desde que tomen este libro en sus manos, se convertirá en un
director imprescindible. Un director con duende.
Publicado en Diario de Pontevedra 1/07/2015
Imagen: Charles Chaplin y Edgar Neville en Hollywood en 1928
Ningún comentario:
Publicar un comentario