Rue Saint-Antoine nº 170
Arte. Una
exposición del pontevedrés Kike Ortega en la Emotion Art Gallery de
Madrid, abierta hasta el 10 de enero, lleva hasta la capital una de
las propuestas artísticas más interesantes que últimamente surgen
en nuestra ciudad. Una apuesta por un arte sostenible, donde material
y creatividad luchan a partes iguales por impactar al espectador.
Kike Ortega es feliz en
Pontevedra. Algo en lo que no es distinto a los miles de
pontevedreses que día a día hacen de esta ciudad una parte
fundamental de su vida. Pero Kike Ortega lleva muchos años
exponiendo ese trabajo concebido y parido a las orillas del Lérez
fuera de nuestra ciudad, reclamado desde diferentes espacios
nacionales e internacionales pero siempre con Pontevedra como el eje
en el que hacer girar su compás creativo. Arquitecto de formación
su creatividad e imaginación se han ido expandiendo por territorios
como los de la pintura y la escultura generando un lenguaje de un
gran efectismo visual en un espectador que ante sus obras aplaude no
solo ese talento del creador sino también la reconversión de los
materiales en su trabajo.
Y es que esa apuesta
por la sostenibilidad de una serie de materiales que van más allá
de ser un mero soporte, los convierten en protagonistas de su
discurso artístico. Texturas, colores, significados y tiempo se
funden en las diferentes propuestas del artista tras un largo periodo
de experimentación y maduración de posibilidades y efectos. Así es
como bidones, tableros de encofrar, lonas de tren, arpilleras e
incluso techos de tractor son los lienzos desde los que Kike Ortega
sigue en su planteamiento de fragmentar el tradicional soporte
pictórico, de discutir sus márgenes y límites, planteando una
libertad en el hecho creativo que llena sus obras de una potencia y
vigor que de otra manera sería muy complicado conseguir debido a la
tradicional domesticación de la pintura en el lienzo. «Siempre he
enfocado mi trabajo hacia la expresividad de los materiales. Estoy
interesado en ellos pero de una forma bastante simple, los observo
como algo que está ahí para servirme. Me gustan los materiales
usados, agotados en su función, pero que tengan una apariencia
objetiva», apunta Kike Ortega sobre su relación con los materiales.
Kike Ortega lleva
exponiendo en Madrid desde el mes de noviembre tras mostrar su obra
en los últimos meses en Miami (Byscaine Art House) y en la sede
viguesa de Afundación, pero el cercano 2018 le cita de nuevo en
Miami para exponer en el Centro Cultural Español. Una apretada
agenda que a Kike Ortega le reafirma en su trabajo y también en la
necesidad de todo artista por mostrar su obra, por hacérsela llegar
a «un público que debe ser entendido más allá de un mero
consumidor o comprador de obra», como manifiesta el artista
pontevedrés junto a la necesidad de que la cultura recupere el
protagonismo que ha tenido en otros momentos, «algo que entiendo
como crucial para la autoestima de cualquier sociedad, además de ser
una inversión de futuro».
Figuras humanas,
arquitecturas, juegos de perspectivas... todo eso se va asomando en
unas obras en las que tan importante es lo que se muestra y cómo se
hace, cómo se aprovechan los diferentes soportes y las hendiduras,
manchas de óxido o logotipos para enriquecer un lenguaje que en
muchas ocasiones logra la belleza donde todo estaba ya perdido.
Piezas ya despreciadas por esta sociedad que gusta de deshacerse de
demasiadas cosas que todavía pueden serle útiles.
Esa cabeza de
toro, picassiana, simbólica, brutal, planteada sobre el techo de un
tractor, es el gran tótem de esta exposición y de un nuevo camino
hallado por el artista para continuar avanzando, para seguir volcando
ideas y posibilidades para seguir creando, eso sí, siempre desde
Pontevedra, ya que para Kike Ortega es «una ciudad con unas enormes
posibilidades artísticas, llena de creadores y con una disposición
urbana idónea para circuitos expositivos. Deberíamos hacer del arte
una herramienta beneficiosa para la ciudad.»
Publicado en Diario de Pontevedra 26/12/2017
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