Javi Gómez Noya
y Pablo Dapena coronan una semana increíble e inolvidable para la
ciudad de Pontevedra que aumenta su propio orgullo
LA MITOLOGÍA que toda
ciudad tiene para fundamentar su historia de manera romántica cuenta
que hasta Pontevedra llegó por mar Teucro, el héroe procedente de
la guerra de Troya, para encontrar una nueva patria. Los siglos y la
recuperación del mito lo transformaron en Hércules, colocándolo en
la crestería de Santa María, poderoso de fuerza, como homenaje al
fundador de aquella antigua Helenes.
Quizás, hasta nuestros
días no se ha podido revisar esta genealogía mítica y heroica de
la ciudad del Lérez, distraídos como estamos con las cosas del día
a día. Y es que si alguien se ha ganado el retomar las gestas de la
ciudad, reverdeciendo viejos laureles épicos ese ha sido Javi Gómez
Noya, por una alucinante trayectoria dentro de un deporte exigente
como pocos y en el que los ciudadanos de Pontevedra se están
convirtiendo en todos unos expertos, en gran medida gracias a él.
El triatleta lleva
conquistando patrias a un ritmo que ningún héroe mitológico pudo
lograr. Sus triunfos, su carácter sereno y su deseo de popularizar
este deporte en su ciudad de acogida, lo convierten en el gran héroe
de la Pontevedra del siglo XXI. Y por si fuera poco en esta última
hazaña no llega solo, como sí hizo el primo de Héctor y Paris, a
las costas gallegas, sino que nos presenta a otro héroe, a otro
titán del triatlón, al que el futuro le cantará nuevas gestas:
Pablo Dapena. La emocionante llegada de ambos en la disputa del
Campeonato del Mundo de Triatlón de larga distancia se convirtió en
la guinda de la gran tarta de felicidad que se vivió en nuestra
ciudad durante la celebración del ITU Multisport, que no sólo
debemos entender como una hazaña deportiva, sino también social y
ciudadana.
Para el recuerdo el
puente de los Tirantes resplandeciendo con todas aquellas banderas de
los lugares más diversos del mundo agitadas por la brisa atlántica,
unas enseñas a las que se le debía haber sumado una más, la del
orgullo de esta ciudad por lo vivido durante esa semana que podemos
calificar como inolvidable. No es fácil hacer que una ciudad vibre
al unísono, que sus vecinos se vean reconfortados por una invasión
de deportistas que comparten su pasión con todos aquellos que les
aplauden. Las calles y plazas de Pontevedra fueron un incomparable
escenario, ya no sólo deportivo, sino también de una brillante
organización y de una vitalidad que refrenda las cualidades de
nuestro urbanismo como receptor de este tipo de eventos, pero también
como catalizador para que el ser humano explote esa dimensión humana
que tantas ciudades han ido perdiendo con las abundantes perversiones
de nuestro tiempo.
Y a ese orgullo hay que
sumarle el orgullo de que dos deportistas de nuestra ciudad, porque
Javi Gómez Noya ya es más pontevedrés que el loro Ravachol, nos
hayan emocionado durante su exitosa participación en la prueba reina
de este evento deportivo. Campeón y subcampeón, junto a Saleta
Castro, consiguieron que nuestra piel se estremeciera durante más de
cinco intensas horas con el recital deportivo que ofrecieron en una
prueba durísima, brutal, en la que cada uno de los deportistas que
en ella participaron tienen un pellizco de heroicidad.
Publicado en Diario de Pontevedra 8/05/2019
Fotografía. Pablo Dapena y Javi Gómez Noya instantes después de cruzar la línea de meta (Rafa Fariña)
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