Este
fin de semana ha pasado a la Historia del Arte por la obra de Francisco de Goya
y dos de sus cuadros más emblemáticos en los que se reflejan dos de los
episodios madrileños de la Guerra de Independencia. ‘Los fusilamientos’ y ‘La
lucha de los mamelucos’, también se conocen como ‘Los fusilamientos del tres de
mayo’ y ‘El dos de mayo en Madrid’, respectivamente.
Esta
efeméride en estos días del estado de alarma ha llevado al Museo del
Prado, lugar en el que se exhiben ambas piezas, a crear en su, ya de por sí
espléndida página web, un especial dedicado al pintor aragonés. ‘Goya y
Beethoven’ es el acceso a este espacio común de los dos genios, coetáneos en el
tiempo, a los que unió la sordera y que aquí se relacionan también gracias a la
voz de Sheila Blanco, capaz de maravillarnos con otra de sus biografías
musicadas, que la han popularizado en las redes, y que ahora el Museo de Prado,
siempre atento a lo que le rodea, ha invitado para explicarnos a Goya al ritmo
del famoso Claro de Luna del músico que este año celebra el doscientos
cincuenta aniversario de su nacimiento.
Así
que, además de ese minuto y pico delicioso, el Museo del Prado abre ante
nosotros todo un caudal de información. Decenas de contenidos visuales,
archivos, contenidos multimedia como conferencias, visitas a exposiciones, en
definitiva, una manera de recorrer la obra del creador de las ‘Pinturas negras’
como pocas veces hemos visto y al que podemos dedicar muchas horas para descubrir
y entender mejor una obra de las que cambian la Historia del Arte, capaces de
abrir nuevos itinerarios y plantear otros, muchas décadas antes de que otros
grupos de artistas lleguen a consolidar un movimiento, como lo pudieron ser el
Impresionismo o el Expresionismo. Gozamos, en la obra de Goya, de algo que son
más que indicios sobre ese futuro creativo.
‘La
lucha de los Mamelucos’ y ‘Los fusilamientos’, recogen toda la brutalidad de la
guerra que Madrid sufrió en 1808. El ejército francés se muestra convertido en
una máquina de matar, sus rostros ocultos. Y frente a él el pueblo ante el
sacrificio por su libertad, ese ‘crucificado’, iluminado por el farol, es el
centro de un cuadro que muestra la barbarie y la capacidad de un genio para
emocionar.
Publicado en Diario de Pontevedra 3/05/2020
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