xoves, 28 de marzo de 2019

¡Bendito descaro!

El estreno de la lucense Alba Carballal como novelista sorprende por su atrevimiento y por el brillante resultado de su escritura


SUCEDE CADA CIERTO tiempo que un aire fresco orea el armario de nuestra literatura. Esta es la sensación que uno tiene cuando llega al final de la lectura de ‘Tres maneras de inducir un coma’, novela editada por Seix Barral y que firma Alba Carballal (Lugo, 1992). En ella nos encontramos descaro, lucidez y una atractiva literatura que mezcla diversos componentes de géneros como la novela negra o la novela picaresca, enmascarados bajo un humor negro que enseguida nos conquista, al tiempo que nos asombra por cómo esta mujer arma la que es su primera novela.
En ella se nos cuentan los azares de Federico cuando recibe una llamada de teléfono en la piscina municipal de Chamberí y una oferta de trabajo le lleva a ejercer de improvisado espía en unos acontecimientos que se irán disparando y disparatando a lo largo del relato de una manera sorprendente. Alba Carballal nos presenta así a un pícaro, a alguien al que sólo su ingeniosa capacidad para sortear situaciones embarazosas le permitirá sobrevivir en un hábitat sumamente original y que facilita a la escritora detonar diferentes cargas de profundidad dirigidas a elementos de nuestra sociedad, como el propio ambiente de Madrid, las relaciones familiares, el universo de las amistades, la sexualidad, la política y, como no, el mundo literario. Todo ello a través de una escritura en permanente agitación que nos lleva del pasmo a la carcajada en una misma línea con su empleo del lenguaje, planteado de una manera tan natural que ejerce ese efecto de atracción en el lector. Cuando tantos autores se estrujan la sesera para proponer un lenguaje casi trascendental con el que evidenciar su poderío narrativo, Alba Carballal logra que la fluidez y naturalidad de su palabra sea capaz de transmitir situaciones y diálogos que nos llevan a una realidad nada impostada, a un espacio de ficción que podría ser perfectamente real, ante el disparate en que se está convirtiendo nuestra sociedad y que está detrás de la propia historia que se cuenta como un punzante aguijón a este guirigay en el que estamos inmersos.
Repleto de citas maravillosas de otros creadores la autora inserta su texto dentro de los diferentes pliegues de nuestra cultura. Cine, televisión, literatura, radio, música y hasta la Constitución generan el entramado en el que acomodar el relato, allí donde malear a ese Federico que, como un diablo cojuelo de la posmodernidad, va levantando los techos de Madrid para que podamos asomarnos a un costumbrismo almodovariano entreverado del agilipollamiento que se ha instalado en tantos estamentos de una sociedad cada vez más inane, como la de esta España.
Que Alba Carballal haya sabido enhebrar todo este «rosario de cuentas infelices», como cantaría Joaquín Sabina, en una primera novela, es algo que refrescará a unos lectores obligados a anotar el nombre de esta arquitecta de formación en su listado de escritores a seguir. En 2016 mereció una beca literaria de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores de Córdoba, y allí desarrolló esta novela ácida y luminosa. ¡Bendita beca! ¡Bendito descaro!



Publicado en Diario de Pontevedra 27/03/2019
Fotografía: Alba Carballal en la presentación de la novela en la Fundación Antonio Gala de Córdoba (Salas/Efe)


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