SON
COMO boyas que asoman flotando entre el desasosiego de estos días. Balizas a
las que sujetarse para hacer de los minutos instantes de reflexión y medida de
nosotros mismos y de nuestro tiempo. Son los libros de poesía de la Colección
Visor, destellos negros que la honran título tras título. Una colección
heterogénea y diversa, en tiempos y voces, como es, y como debe ser la poesía.
Así es como en un envío te pude llegar una recopilación de poesía de Miguel de
Unamuno y un nombre que acabas de conocer.
De
esta manera llega un pequeño poemario firmado por Begoña M. Rueda, una jienense
nacida en 1992 que ha logrado con este poemario, ‘Error 404’, el prestigioso
premio Ciudad de Burgos.
Tras
su lectura uno comprende la necesidad de ese premio, la apuesta del jurado por
una poesía que se adentra en un territorio ignoto. Un desfiladero binario de
tecnologías informáticas con las que la poesía pretende hacer versos, acariciar
ese lomo de piel encrespada que casi siempre vemos como un armazón tecnológico
alejado de nuestra piel y de escasos sentimientos.
Begoña
M. Rueda se vale de la ironía, del humor y la sorpresa para engrasar este
poemario que también se vale de la antigüedad, de la tradición poética, para
abrir y cerrar un paréntesis entre Tesalia y el valle de Napa en el que
contener estas poesías que se mueven por diferentes derivas informáticas, pero
que finalmente no se alejan demasiado de ese latido humano que la poesía es
capaz de contener como pocas expresiones creativas. Ecologismo, feminismo,
sexualidad, son teclas que no duda en pulsar la poeta para adentrarnos en estos
espacios en los que la poesía es también altavoz de un tiempo definido por lo
tecnológico, pero en el que lo humano debe ser resistencia.
Un
cactus junto a un ordenador, unas minas salvajes de las que extraer coltán,
webs de citas, antivirus profilácticos... diversas y lúcidas maneras de
accionar el ‘enter’ de la poesía para vincular palabra y tecnología. Y son las
palabras las que desenmascaran ese territorio binario, las que se mueven ágiles
y certeras desde la línea de la página para disolver la pantalla, para que todo
ese vómito permanente de contenidos, más o menos necesarios, más o menos
aprovechables, palidezca ante la sugerencia, ante aquello que esa palabra es
capaz de proponer junto a la intención de la autora y la comprensión del lector
o lectora.
Lejos
de ser aquellos heraldos negros de César Vallejo los libros de la Colección
Visor son accesos al gozo lector, vibrantes termómetros de la poesía que es y
de la que fue. Una mezcla necesaria como siempre lo es la poesía para poder
seguir a flote ante tanto oleaje y ante tantos errores, aunque hoy toca uno
bueno: ‘Error 404’.
Publicado Diario de Pontevedra 9/04/2020
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