Un
día como el de hoy de hace cuarenta años fallecía Alfred Hitchcock. Cuarenta
años en los que su cine no ha dejado de crecer, de redimensionarse, de
conquistar a nuevos espectadores y de seguir maravillando a los que somos unos
apasionados de su cine. Si hablo en primera persona, para mí Alfred Hitchcock
es uno de los tres directores más importantes de la historia del cine, los
otros dos, John Ford y Luis Buñuel. ¿En base a qué defiendo este triunvirato
que, evidentemente, es puramente personal? Pues a que los tres han sido capaces
a lo largo de toda su cinematografía de crear un universo propio y diferente al
de cualquier otro director, con una fuerza tal que sus películas se pueden ver
infinidad de veces ya que siempre ofrecen matices y nuevas posibilidades para
el espectador. Tanto el irlandés como el aragonés lo han logrado, al igual que
Alfred Hitchcock, manejando una serie de elementos que se repiten en sus
películas, pero que gracias al potencial visual y narrativo del que eran
capaces, se van camuflando para no caer en la repetición.
En
el caso de Alfred Hitchcock ese cine singular se ha condensado en esa
calificación tan reduccionista que nos habla de él como ‘el maestro del
suspense’ y durante demasiado tiempo su cine se ha entendido como una buena
artesanía, incapaz de ir más allá de esa capacidad para tener al espectador en
tensión. Pero entonces llegaron ellos, aquellos jóvenes turcos que desde la
Nouvelle Vague prestaron atención al cine de Hollywood como algo que se movía
más allá del espectáculo, otorgándole la importancia que merecían elementos
como el western o el propio cine de Alfred Hitchcock. Es, en ese proceso de
revisión, cuando uno de sus líderes, François Truffaut, se adentra en el cine
del creador de ‘Psicosis’ con su director en una conversación ya mítica y
condensada en un libro clave para la historia del cine, ‘El cine según
Hitchcock’. Entre esas líneas el artesano deja de serlo para asomarse como el
artista genial y único que hoy honramos, como lo hacemos cada vez que vemos una
de sus películas.
En
estos días del desasosiego ver películas del director británico es una de las
mejores actividades para nuestra mente, aunque ya conozcamos muchas de sus
obras, revisarlas es descubrir, pudiendo ofrecérselas como un maravilloso
regalo a los que viven con nosotros y que todavía no conocen su cine. Es más,
si disponen del Canal TCM, que ha dedicado todo este mes a ofrecer sus
películas, hoy se pueden dar todo un festín, ya que a lo largo de toda la
jornada exclusivamente se proyectarán sus películas. Catorce de sus obras
maestras, entre ellas, y volviendo a los criterios puramente personales, la que
para mí es la mejor película de la historia del cine: Vértigo. ¡Qué ustedes lo
disfruten!
Publicado en Diario de Pontevedra 29/04/2020
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