Acceder al Museo Thyssen de Madrid
tiene ya un nuevo aliciente, como es el encontrarse el recién restaurado ‘El
Paraíso’ de Tintoretto con toda su gloria pictórica sobre nuestras cabezas.
Pocas piezas impresionan tanto al recorrer un museo como los monumentales
lienzos de Tintoretto. Monumentalidad que no solo viene dada por su tamaño (en
este caso 164x492 cm.) sino por la extraordinaria calidad de una pintura que
representa como pocas el tránsito del mundo renacentista al Barroco, desde la
óptica de la particular efervescencia creativa de aquella Venecia de finales
del siglo XVI.
En este hijo de tintoreros venecianos la coralidad de sus personajes,
sumergidos en esos amplios espacios, contrasta con un realismo y una introspección
psicológica nada habitual en ese momento, que llegó, con el tiempo, a interesar
a pintores como Manet, que rastreaba así la modernidad trescientos años de
haber sido presuntamente inventada.
Todo esto lo podemos reconocer en el recién restaurado ‘El Paraíso’ (c,
1583) que ya pende de la pared de un espacio singular, como es el hall de
acceso al Museo Thyssen. Allí nos recibe alborozado y en el mismo lugar en el
que en los últimos meses se podía convivir con él a solo unos centímetros, ello
debido a que los últimos pasos de un proceso de restauración que duró dos años
se vivieron a pie de suelo, en una amplia vitrina ante la que los visitantes
que hacían cola (largas esperas se lo aseguro) para acceder a las exposiciones
temporales o a la colección permanente, podían presenciar esa etapa final
centrada en corregir faltas o retirar repintes.
Y todo para finalmente abrir las puertas a uno de los mejores Paraísos de
la Historia
del Arte, un exultante canto a la gloria a partir del color, ¡de qué otra
manera iba a ser tratándose de un pintor veneciano! y con una escenografía que
parece absorbernos hacia el interior de ese lienzo gracias al movimiento de
unas figuras plenas de volumetría que semejan danzar al son marcado por otro
Paraíso, el de Dante, para dejarnos, entre ambos, boquiabiertos.
Publicado en Diario de Pontevedra 6/03/2013
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