El bibliótafo es un cazador de libros,
un ser al que no le importan las distancias a la hora de localizar y
hacerse con el libro deseado para, posteriormente, encerrarlo como a una presa
disecada y agrandar así su orgullo de cazador, alimentado solo con saber que esa
es ya una posesión suya. Los libros se apilarán en estanterías, en muebles que
ante esa pasión se quedarán siempre pequeños debiendo el bibliótafo abrir los
horizontes de su zoológico para acoger a los nuevos inquilinos.
Este pequeño libro que la editorial
Periférica ha rescatado, como ha hecho con tantos otros, del olvido más
absoluto (era un texto inédito en español, pese a haberse escrito en 1898) nos
muestra la realidad de uno de esos bibliótafos. Un coleccionista de libros que
en los Estados Unidos de finales del siglo XIX dedicó su vida a la localización
y acolmatación de esos libros por los que presentaba una especial
devoción.
Los viajes hacia otras ciudades, el
cuidado en la selección de ediciones, la presencia de una firma en su
interior... son solo algunas de las componentes que motivan al bibliótafo a
vivir la pasión del libro y su conquista. Un personaje pintoresco capaz de
modificar su relación con el entorno en base a esa pasión.
El libro transitará por todo ese
devenir en torno a la localización de otros libros, pero también por cómo
responde su protagonista ante sus relaciones más próximas, familia, amistades,
vecinos... siempre dependientes de lo que suceda con esas búsquedas,
desplazados física y mentalmente de ese francotirador absolutamente centrado en
la búsqueda y captura de ese volumen por el que tanto tiempo lleva suspirando.
Ni el dinero, ni las distancias, supondrán un problema para quien está
dispuesto a todo para que su colección literaria siga ampliándose. Una
ampliación que afecta también al espacio físico achicado por la llegada de
nuevos inquilinos y que, como sucede en este caso, debe ampliar sus estantes
hacia otras latitudes, así será como el desván en el que guarda sus libros se
queda pequeño y debe proseguir su colección en un almacén que provoca la
curiosidad de un barrio que se agolpa ante sus cristales para comprobar lo que
allí se guarda con tanto misterio. Caras pegadas a los ventanales para intentar
descubrir qué se esconde en su interior, lo que solo son libros pero que para
ese hombre son un objeto de culto e idolatría.
Y junto al libro, la peripecia, el
encuentro con toda una serie de personajes a los que te enfrentas en cada una
de esas búsquedas, muchos de ellos obstáculos que sortear para que la caza
llegue a buen fin. Pero nuestro protagonista, perfectamente delimitado por el
autor del libro, Leon H. Vincent, tendrá disponibles armas, muchas de ellas
surgidas de sus lecturas, tales como la inteligencia, el humor o la acidez,
para poder hacerse con aquello que más ama en el mundo, un libro.
Publicado en Diario de Pontevedra y El Progreso de Lugo 21/06/2015
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