domingo, 20 de xaneiro de 2019

El tiempo de Cuerda

    El estreno de la nueva película de José Luis Cuerda nos sumerge en uno de los universos más particulares y brillantes del cine español


     JOSÉ LUIS CUERDA es uno de esos tipos imprescindibles en cualquier ecosistema cultural y casi vital. Su cada vez más feroz escepticismo ante la vida convierte su obra en un necesario escenario para entender mínimamente al ser humano. Todas sus películas ofrecen algo interesante y destacable sobre cómo el cine puede comprender a esta especie tan extraña como es la nuestra. Películas como ‘La lengua de las mariposas’ o ‘Los girasoles ciegos’, son un canto sincero y apasionado sobre la vida, y por cómo nos empeñamos en joderla de manera bastante frecuente. Junto a ese tipo de películas José Luis Cuerda nos ha hecho reír con títulos como ‘Pares y nones’, ‘El bosque animado’ o ‘La marrana’, pero junto a esas obras el director plantea un género en sí mismo. Una comedia anclada en el tuétano de este país, con personajes grotescos y escenas que tensionan el costumbrismo para colocarlo, como el propio director dice, enmarcado en un surruralismo (que no surrealismo), sabedor de que pegados a la tierra es cómo mejor se conoce la esencia de uno mismo. ‘Total’, ‘Así en la tierra como en el cielo’ y ‘Amanece que no es poco’, forman parte de ese género al que se le acaba de unir ‘Tiempo después’, película que todavía se mueve por las carteleras reclamando de nuevo nuestra atención sobre esa manera tan particular de hacer cine y de escribir guiones del director albaceteño.
     ‘Tiempo después’ nos sitúa en el año 9177 (mil años arriba, mil años abajo) en un paisaje fordiano en el que la población vive en dos espacios: un gran edificio, y el resto, en un descampado. En el primero los ricos muy ricos, y en el segundo, los pobres muy pobres (¿les suena de algo esta división de la sociedad?), donde todo parece seguir un orden establecido hasta que a uno de los pobres se le ocurre adentrarse en ese edificio para intentar vender un producto que hace de maravilla: la limonada. A partir de esta alucinante locura convertida en guión (y que antes fue libro publicado en Pepitas de calabaza) se irá desarrollando toda una trama tejida entre uno de esos repartos corales que sorprendentemente se encajan de manera perfecta. De nuevo el tiempo de Cuerda nos atrapa en ese mundo tan propio y que, como él mismo explica, le sale de manera natural al contar sus cosas. Un producto inteligente que surge de quien ve la vida con cierta distancia, con ese lúcido escepticismo que destila a pequeñas dosis con sus ingeniosos tweets, pero que cuando se van cosiendo crean estos hábitats humanos que, como con ‘Amanece que no es poco’ (el tiempo, otra vez el tiempo), convierten en obras de culto.
     En la senda del inolvidable Azcona José Luis Cuerda se planta ante la vida como aquel hombre de ‘Amanece que no es poco’, con raíces en una tierra de la que nos nutrimos. Sabe bien de ese valor, tanto, que ha elegido Galicia para gozar de ella y, desde su plantación de vino en Leiro. mirar al tiempo a través del dorado de su ribeiro San Clodio. Vino y cine, nadie me podrá discutir que son dos de las cosas más maravillosas que ha creado el ser humano, placeres maridados con la inteligencia y que son el lado opuesto a las miserias que día a día nos encontramos ante nuestros ojos. El acabose.




Publicado en Diario de Pontevedra 16/01/2019


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