Hasta el 30 de noviembre la Galería About-Art de Pontevedra nos presenta el
trabajo de María Ledo. Una interesante proposición en la que se encierra toda
una propuesta sobre la relación de la persona con aquello que le rodea, con los
objetos o la memoria que se van sedimentando a lo largo de nuestra vida. Arte,
por lo tanto, para entenderse así como proyección sentimental de diferentes
elementos, muchas veces, menospreciados, pero que aquí retoman su papel siendo protagonistas de una escenas que
reivindican ese nuevo valor.
Define el diccionario la palabra tautología como una “repetición de un
mismo pensamiento expresado de distintas maneras”. María Ledo (Ferrol, 1964)
desarrolla su proyecto creativo a partir de esa significación para ir
extrayendo nuevas posibilidades desde un punto de vista visual y conceptual. En
la exposición, retratos y objetos se reparten un protagonismo que impacta al
espectador por la fuerza de su posición, y el protagonismo que toma dentro de
la obra de arte, rebelándose de su cotidianeidad para tomar esa condición
protagonista tan distante de la vida real.
La mirada fija y directa hacia el espectador de esos rostros atraen
nuestra atención y nos transportan al tiempo en el que nacen, fotografías
antiguas que la autora rescata para otorgarles una nueva oportunidad en un
tiempo distinto al suyo. Una memoria revisitada que convive con la ausencia de
referencias espaciales, alojando la figura en un espacio de color, neutro,
carente de distracciones que nos alejen de esa mirada. De ese hermetismo
podemos pasar a otra serie de piezas en las que el objeto se reivindica desde
su descontextualización, generando una sensación de silencio o atemporalidad
que la autora busca como elemento de expresión.
No deja de generar cierta inquietud este modo de representación, un valor
que añadir a la propuesta de María Ledo que también juega con ese desequilibrio
y la creación de una atmósfera con un cierto toque de surrealismo al modelar el
objeto como una nueva realidad, como si ese espejo que reivindica la autora en
sus teorías proyectase hacia nosotros un juego que altera tiempos y
narraciones. Representaciones que se ofrecen como nuevas lecturas en las que se
discuten cuestiones como los valores culturales, la condición de mito, la
publicidad, la memoria, el pensamiento, la acción, lo bello o lo feo.
Junto a la pintura en la exposición también se coquetea con la
fotografía, en algunas piezas de manera más directa, y en otras, empleando un
interesante camuflaje pictórico. Y entre ambas María Ledo también nos presenta
sus cajas, receptáculos en los que se ubica parte de su propia historia:
imágenes, objetos, palabras...que se van hilvanando en la representación
tridimensional desde dialéctica entre la memoria y el arte, entre lo vivido, lo
ausente, y su recepción, en este caso, por una creadora que defiende su
propuesta ante un espectador que se aferra a ella para intentar comprender qué
se esconde bajo esta serie de piezas y rostros que nos rodean. Sabemos que tras
cada uno de ellos vive algún secreto, alguna realidad que se ha hecho arte. A
nosotros eso, por ahora, nos vale para disfrutar de la pintura de María Ledo a
través de sus tautologías.
Publicado en Revista Diario de Pontevedra 24/11/2013
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